Sociedad

Teléfonos Móviles: Los Nuevos Protagonistas

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¡Ah, el teatro y los conciertos! Esos lugares mágicos donde las emociones fluyen y los sentidos se despiertan, donde los artistas suben al escenario con todo su esfuerzo y pasión, creando una atmósfera única que nos invita a desconectarnos del ruido del mundo exterior. Pero claro, siempre hay un pequeño recordatorio de que no estamos tan alejados de la cotidianidad. Ese recordatorio aparece en forma de un bip-bip de teléfono móvil. No uno cualquiera, no, ese que resuena con una intensidad que rivaliza con la orquesta que nos acompaña, como si la melodía de fondo fuera de notificaciones en lugar de cuerdas y metales.

Es impresionante cómo hay personas que se sienten tan conectadas a sus dispositivos que no pueden resistir la tentación de llevar la tecnología a donde no debe estar. En medio de una representación teatral, cuando la trama está a punto de llegar a su punto culminante, cuando todos los ojos están fijos en el escenario, hay alguien que decide que es el momento perfecto para revisar el teléfono y, ¿por qué no?, responder a una llamada. Como si nada. Como si no estuvieran en el medio de un evento que ha costado esfuerzo, tiempo y dinero para que todos puedan disfrutarlo. Pero claro, el tráfico o la pizza que está en el horno no pueden esperar.

No solo se trata del simple hecho de que el teléfono suene. No, eso sería relativamente perdonable (pero solo un poco). El verdadero espectáculo comienza cuando la persona decide contestar la llamada, sin importar que todos los demás estén, literalmente, mudos en espera de lo que va a suceder a continuación en el escenario. Es casi como un acto de valentía, un “aquí estoy, soy tan importante que mi conversación debe ser escuchada por todos”. ¿Qué mejor momento que interrumpir a un actor que está dando lo mejor de sí en una obra de teatro, o a un cantante que está interpretando una de sus canciones más emotivas? La gente aplaude el talento de estos individuos, no solo por la bravura de su actuación, sino por su habilidad de ignorar completamente el contexto y dar más importancia a una llamada sobre el arte.

Y es que, sinceramente, ¿quién necesita la atmósfera de un teatro, la tensión acumulada a lo largo de una obra o la belleza del silencio antes de un solo de piano, cuando lo realmente urgente es discutir con un amigo sobre si ir al cine o no? Claro, la gran mayoría de los asistentes lo disfruta muchísimo. La sinfonía de clics al desbloquear el teléfono, el inconfundible sonido de los dedos tecleando un mensaje mientras un solo de guitarra se toca en vivo o una escena dramática se está desarrollando frente a tus ojos. Todo un espectáculo, por supuesto.

Lo que realmente se pierde en este tipo de actitudes es el concepto más básico de respeto. El respeto por el trabajo de los artistas, por el público que ha pagado para estar allí y, claro, por el esfuerzo colectivo para crear una atmósfera especial. En lugar de disfrutar de una función única, pasamos gran parte de la experiencia esperando que no llegue esa llamada inoportuna, ese mensaje urgente o esa conversación que no entiende de silencios y de convivencia. Es como si, al sentarse en una sala de teatro, se olvidara por completo que hay un espacio donde el protagonismo debería ser para lo que ocurre en el escenario y no para un teléfono móvil, una charla trivial o la espera ansiosa del próximo bip.

Lo peor es que este fenómeno no es exclusivo de los teatros o los conciertos, ¡no! Hoy en día, parece que nuestra necesidad de estar constantemente conectados se ha vuelto tan intensa que hemos olvidado la simple cortesía de apagar o poner en silencio nuestros dispositivos antes de entrar a cualquier evento. Porque, claro, ¿cómo vamos a perder una llamada, un mensaje o la última notificación de las redes sociales? ¿Por qué no aprovechar el momento para ser parte del evento, para vivir la experiencia que se nos ofrece en lugar de estar mirando una pantalla que nos desconecta del presente?

En resumen, si alguna vez te encuentras en medio de un concierto, una obra de teatro o cualquier tipo de espectáculo y alguien decide que su llamada es más importante que el trabajo de los artistas, no dudes en mostrar tu entusiasmo. Aplaude. ¡Es el verdadero show! Pero, por si acaso, la próxima vez que decidas asistir a uno de estos eventos, haz un pequeño esfuerzo y silencia tu teléfono. ¡No solo estarás ayudando a mejorar la experiencia para todos, sino que tal vez incluso descubras que las emociones que se viven sin distracciones son mucho más profundas de lo que pensabas! ¿Quién lo diría?

Andrés Grande
Informando desde los 14 años. Entusiasta del periodismo, la fotografía y la buena música.

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