Crónicascultura

Siloé | Sala B del C.A.E.M., Salamanca

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Acababa todo, y se encendían las luces y sonaba “Maldito Duende” por arriba mientras los tres tipos saludaban en el escenario a la gente, y me vino a la cabeza aquello de Bono y cia. cuando finalizaban los bolos de no se que gira con el “Satellite of Love” de Lou Reed. Era el final adecuado para una noche inolvidable, y no creo que nadie después de ver algo así sintiera otra cosa. 

Y ahorrémonos sesudas disquisiciones sobre relevos generacionales, están de mas a la vista de lo que está ocurriendo en la escena musical patria y en la venta de entradas derivada de ello, por que si algo se le puede achacar a los protagonistas es su indiscutible fuerza para creer sin fisuras en lo que hacen –en un momento dado Robles contó lo que habían pasado hasta llegar allí, los juicios los prestamos  los concursos las veces que habían venido a la ciudad en pases pequeños sin que nadie les hiciera ni caso- y haber conseguido poder situarse desde hace años como una de las bandas punteras del país en lo suyo, a base de esfuerzo y trabajo duro.

Ni que decir tiene que fue una tarea imposible hacerse con un ticket los días previos, ya pasó lo mismo con las ultimas comparecencias de la banda en Camelot o para buscar un sitio en el Patio Chico en su paso por el Facyl de hace unos años, para cualquiera de las dos noches que habían reservado en las fechas del “Santa Trinidad Tour 2.0” para Salamanca. Tenia toda la lógica del mundo mirando el ascenso imparable, que importante va a ser el nuevo material que salga y en el que contaron que están trabajando, que cierra taquillajes casi al instante (toda la gira por salas está sold-out), y abarrota recintos, el caso de La Riviera es sintomático, sin apenas esfuerzo. Simplemente es su momento.

Y después de ver los ochenta minutos (que bien esto: pases cortos y directos) de concierto, es mas que comprensible.

Se ha convertido en un clásico mirar a Fito Robles hacer “La Verdad” en el publico. En la barra, en una esquina o como en este caso en la parte de atrás de la sala mientras arranca todo en el escenario. Atrapa esa forma de trasladar una canción, la armónica acompañando a la guitarra, tan seria, y por la que no parecen pasar los años –es de 2016- y verla trasformada en una pieza de orfebrería casi blues. Por supuesto que todo se desata cuando pasa, y salen Xavi Road y Jaco Betanzos y se afanan los tres en un inmenso “Sangre en las venas” para decirnos hola, y asumes lo importante que es el mark de esta banda (Road con guitarras y teclados dando la parte mas electrónica y Betanzos armado de su kit de batería brutal de Rock, y su pequeño solo lleno de magia lo refrendó), y lo mucho que se resentirá si cambia. 

Son, que fácil, un power trio total.

Fue notable ver las traslaciones de “La Niebla”, de “Reza por Mi” o la deliciosa “La Oposición” intercalando Santa Trinidad con material mas añejo, pero ciertamente en ese primer acto el disco fue el protagonista (hicieron de empalme ·Génesis” y Esa Estrella”) mientras el publico las cantaba a pulmón, y con un pequeño set acústico, que buena cuando pusieron en el escenario “Solo estás Tu” y “Súbeme al Cielo” y cuando “Amor Amargo” crece, dieron paso a un inmenso “Que Merezca la Pena” que abría las celebraciones, no se me ocurre otra palabra, de la parte final cuando la unen a “Nada que se Parezca a Ti”. 

La revisión de los dos minutos mas top de Blur, ah amigos aun sabiéndolo esto me llamó la atención, y las traslaciones de “Levita y Ven” y del junte con Miss Cafeína en “La vida…”, conducen al encore lógico con los estribillos mas esperados de la noche (me refiero claro a “Si Me Necesitas, Llámame” y el mega hit que es “Todos los Besos”) antes de echar el cerrojo a una noche en la que cantar y bailar abajo, era casi una obligación viendo lo que estaba pasando arriba. Aquello que contaban de que hacer música hoy en día es un acto de fe. Si. 

¿Saben ese señor mayor de la revista de música que le disgusta esto, según dijo en no se que entrevista?. Madre mía, menudo cabreo hubiera cogido de haber visto el bolazo que dieron. 

Claro que a quien le importa lo que diga ese tío.

Enormes.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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