El próximo 4 de febrero, se cumplirán 16 años del lanzamiento de Facebook y, aunque no fue la primera red social, sí que ha cambiado la forma en que compartimos voluntariamente nuestros datos personales en la red. Plataformas como Facebook y Google han desarrollado redes publicitarias complejas basadas en datos personales que se utilizan en la publicidad segmentada, que a veces puede parecer omnipresente. Sin embargo, existen medidas para recuperar ese control y limitar el acceso de los sitios web, las redes sociales y las aplicaciones a los datos personales. El usuario tiene más control del que cree a la hora de decidir quién puede ver sus datos y qué se puede hacer con ellos.
1 – Gestionar la publicidad: Restringir los datos que los anunciantes utilizan para dirigirse a los usuarios en las redes sociales es posible. Simplemente hay que echar un vistazo a la configuración de privacidad y publicidad, y asegurarse de eliminar las preferencias de contacto que la plataforma puede utilizar. En Facebook y Twitter es posible desactivar o eliminar cualquier dato personal que pueda ser utilizado para la orientación publicitaria. También es posible eliminar el seguimiento y la segmentación publicitaria fuera de las redes sociales, por ejemplo, desactivando «Actividad fuera de Twitter» en Twitter y eliminando «Anuncios mostrados fuera de Facebook» en Facebook.
2 – Desactivar el seguimiento de la ubicación
El seguimiento de la ubicación y el historial, incluso los metadatos de ubicación de las fotos permiten a las plataformas de redes sociales y a las aplicaciones rastrear y catalogar las ubicaciones de forma precisa para luego ofrecer anuncios personalizados. Una buena medida para proteger la privacidad es desactivar los servicios de localización en el teléfono móvil para todas las aplicaciones de redes sociales y la cámara. Para hacerlo en un dispositivo iOS, hay que acceder a “Ajustes”, “Privacidad” y “Servicios de Localización”. En cambio, en Android, se debe acceder a “Ajustes” y luego a “Ubicación” para desactivar la opción “Compartir Ubicación”, el “Historial de Ubicaciones” y ajustar el acceso a la ubicación para las aplicaciones.
3 – No loguearse
En algunas plataformas de redes sociales como Twitter y TikTok, no es necesario iniciar sesión para ver contenidos. Al no iniciar ninguna sesión, se evita que se recopilen una gran cantidad de datos, como el recorrido del usuario por la red, en el que se incluye el contenido que busca y con el que interactúa, así como los anuncios en los que clica.
4 – Rechazar los permisos de las aplicaciones y los videojuegos
Como viene siendo habitual, la mayoría de la gente inicia sesión en otras aplicaciones y sitios web a través de sus datos de acceso de Facebook o Google. Si bien esto es muy práctico, también abre la puerta a estas compañías para obtener información personal. A través de la configuración de Facebook se pueden cancelar los permisos o elegir a qué datos tienen acceso las aplicaciones y videojuegos utilizados habitualmente.
5 – No hacer clic en los anuncios
Muchas redes sociales y aplicaciones no sólo rastrean los anuncios en los que se clica, sino también el tiempo que se pasa mirándolos o pasándolos. Para que no sea posible disponer de la información sobre los intereses de los usuarios, se debería adquirir la costumbre de ignorar los anuncios y no utilizar la función de “Comprar” directamente disponible por ejemplo en Instagram y en Google. Si el usuario ve algo que le gusta en un anuncio en redes, puede buscarlo a través del navegador web mientras utiliza una VPN (lo que sería ideal).
6 – Crear una dirección de correo electrónico desechable
Si realmente se quiere recuperar parte de la propia privacidad, se debería empezar desde cero creando una dirección de correo electrónico desechable, es decir, una dirección que sólo se utiliza para cosas específicas y que no vincula al usuario con ningún otro lugar. Esto hace mucho más difícil a las compañías el rastreo de la actividad. Una opción sencilla es crear una cuenta gratuita con Gmail, pero asegurándose de no vincularla a ninguna cuenta principal. Mejor aún, se puede utilizar un servicio de correo electrónico diferente al utilizado habitual para que no se sincronicen de manera accidental.
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