El 25 de noviembre, día de acción de gracias, de 1976 en el Winterland Ballroom de San Francisco, Martin Scorsese filmó la ultima actuación de The Band. El concierto lo había montado el legendario Bill Graham que estaba asociado al grupo, y reunió a unas 5000 personas a las que se les sirvió un catering (¿…?), mientras veían desfilar por el escenario a una lista de invitados impresionante, de Dylan a Van Morrinson o Joni Mitchell, que colaboraron con los protagonistas.
Se estrenó dos años después por los compromisos del cineasta y se convirtió en una de las películas mas importantes de la historia de la música.
Era The Last Waltz o El Ultimo Vals por su traducción aquí.
Jamás habría aceptado ir de no ser por la trascendencia. No me gustan los funerales y menos en forma de conciertos. La decisión de finiquitar la trayectoria de la banda no me cogió, lo reconozco, con el paso cambiado. Las noticias llegaban con cuentagotas desde hacía meses y no pintaba nada bien, así que cuando se hizo publico no fue una sorpresa. Y por descontado que les ahorraré hacer un balance sesudo de una trayectoria que al que suscribe se le antoja modélica, aunque si les diré que ha sido estupendo ser contemporáneo de algo así en una ciudad, ay, que no es que sea precisamente la ideal para ello aunque, claro, cual lo es. Las razones para decidirse a dar un paso tan drástico les pertenecen y, ojo a esto que me parece vital, cualquier opinión está de mas y sobra, por que en ningún caso corresponde al ámbito de fuera de la banda juzgarlo.
Más chocante fue para el que suscribe constatar que no iban a ir solos en una noche tan comprometida. Los madrileños Entretiempo iban a ejercer de acto de apertura del bolo y, seamos claros, en una fiesta que no era la suya, lo hicieron mas que correcto. Con dos discos en la cuenta y apunto de meterse, marzo, a por el siguiente, lucharon con el papelón de abrir y la indiferencia que suscita en el publico esto, a base de oficio y buenos modos. Fueron de menos a mas desde que abrieron con “Vaya Tela” y “Bla Bla” y su Rock-Ska inundó la sala con Nacho Paris a la voz y guitarra llevando el peso de la actuación, y consiguiendo sobre todo en la parte final del set-list (“el ultimo single “La Hostia” y las mas conocidas “Huracán” y “Revolución”) con el trabajo intachable de Nuria García en la batería, poner a bailar ahora si, al sitio.
Lo sabía el grupo, lo sabía el publico y si me apuran un poco hasta lo sabían las paredes. Ojalá pase, pero va a ser muy difícil que se puedan volver a juntar. Partiendo de esa base en opinión de un servidor no fue un gran concierto, pero si fue un buen concierto. He visto a la banda en multitud de ocasiones y en esta había, obviamente, algo flotando por encima. Afortunadamente no hubo lugar a discursos lacrimógenos, ni lloriqueos hipócritas en un grupo que siempre ha hecho gala de la verdad (esto que veis es lo que somos, punto). Solo la emoción palpable en las caras, los nervios lógicos como en cualquier otro concierto mas acrecentados, y la voz un poco quebrada en los poquísimos momentos en que se dirigieron al publico.
Desde que se subieron y arrancaron con “Empieza la Partida” el mark que ha sustentado la banda en los últimos tiempos tras la marcha de Diego Crespo el año pasado, Javi Bernardos bajo y voz Ester Domínguez saxo y voz y Javi Revancha guitarra y voz se acompañó de la vuelta a la batería de Diego Belmonte, y alternó canciones de todas las épocas del grupo. “Sirenas” y su estribillo fue, como siempre, una fiesta , “Nuestro Perdón” fue la que mas notó la falta de la segunda guitarra y para “ Gracias Mariano” se unió Gabri Munar que, agárrense, hacía cuatro años que no pisaba un escenario desde que dejó su puesto en la voz y el show del grupo, pero no lo pareció en ningún momento. Hicieron juntos también la tremenda “Selfie en la Mani” que preparó al publico para corear “Hitler es Vintage” bien alto como hace mil años cuando la tocaban en los primeros conciertos del grupo.
Cuando atacaron “Triste Corazón” me reafirmé en mi opinión. Domínguez es lo mejor que le ha pasado a la banda en los últimos tiempos y gracias a ella y su trabajo encajado con los de Bernardos y Revancha, las canciones tienen otro lustre. Para “Apareciste” Nacho Paris se subió y fue muy bueno recibir semejante descarga tras la celebérrima y casi obligada “Por San Justo”. En “Adelante” contaron que había gente de Zamora, Valladolid o Vitoria viendo el concierto (debió haber mas todavía por que la noche y el grupo lo merecía), y de ahí al final la lista de temas fue muy atinada. “Voy a Vivir” una de las mejores que han hecho nunca junto con la impresionante “Libertad” seguidas, la revisión en clave rápida de “Yo Quiero Bailar” de Sonia y Selena, y el final cantado con “Hoy Se Va A Liar” y una “Sobreviviendo en el Trayecto” que el que suscribe pensaba que iba a ir antes, pero que fue un digno epitafio con Bernardos abajo en la olla donde se debe estar en un momento así. Cuando todo acaba la sensación de vacío atenaza a un servidor.
El bolo final de los Pistols fue en el Winterland Ballroom.
Esas lineas de Soldados de Salamina en la que uno de los personajes de la novela le dice a otro “Nadie se acuerda de ellos, ¿sabe?…pero yo me acuerdo, vaya si me acuerdo, me acuerdo de todos.
El ultimo vals, si.
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