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Negrita Music Festival | Espacio Más, Salamanca

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Hace unos años en la crónica de un concierto de C.Tangana el que suscribe ya dio el aviso del cambio imparable que se estaba produciendo en la música independiente (¿…?) de este país. La llegada primero, y el advenimiento después del Rap como música de masas era inapelable, y la explosión que produjo llevó consigo añadido que casi todo lo que el paraguas de la Urbana admitía debajo, Trap Reguetón etc., se haya convertido en un referente para los principales y mas importantes clientes de todo esto, me refiero a la gente joven, que han auspiciado el relevo generacional de otros estilos que han pasado de ser los hermanos mayores, a ser uno mas.

Por supuesto que les ahorraré decirles que el Rock o el Pop o lo que sea han muerto, por que además de una falacia es una somera imbecilidad que solo puede declamar alguien que sea lerdo o no sepa nada de cómo está la escena (nunca han gozado de mejor salud, y nunca ha habido tantos grupos y tan espectaculares en cualquier estilo que mencionen), pero ignorar lo que ha  ocurrido en estos últimos tiempos o, peor aún, menospreciarlo, se me antoja un error garrafal. Solo hay que mirar las cifras, y no hablo solo de reproducciones y visitas, sino a las giras, montajes, cachés ,venta de entradas etc., para hacerse una idea del cariz que ha tomado, y aún admitiendo que todo este lio tenga los pies de barro y dure cinco minutos, eso todavía esta por ver, desposeerlo de la importancia que merece en loor de la tan manida, y vieja, autenticidad, es simplemente una locura.

Lo ocurrido en el que sin duda era uno de los eventos mas esperados del año, es buena prueba de ello.

Mas de siete mil. Dejen que lo repita. Mas de siete mil tickets había despachado el festival que auspiciado por Negrita y Urban Hood, llegaba al que está llamado a convertirse en los años venideros en el lugar imprescindible de los grandes acontecimientos de música en directo, conciertos festivales etc., y que por capacidad (tiene un aforo de 15.000 pax), funcionalidad y equipamientos, hace soñar con la inclusión de Salamanca en el circuito de las ligas mayores. El  Espacio MAS se reveló como un acierto absoluto desde el primer momento que se abrieron las puertas, con un recinto cómodo y asequible sin grandes distancias ni colas mas allá de las obvias por capacidad, y con un sonido perfecto. Con un montaje mastodóntico, horario al dedillo (solo se torció al final), y espacio de sobra para artistas y dj´s que iban en los cambios, se le pueden poner pocas pegas al movilizar tanta gente.

FOTO. Víctor Iglesias

La comprometida tarea de abrir la tarde, con el personal entrando escalonadamente, el calor, y el aclimatado al recinto, recayó en la jovencísima Laura West, que solventó el papelón como pudo gracias a un pase que aprovechó bien su escaso tiempo con su grupo de baile incluido, las Westies, y que tuvo en la traslación de “Cobarde” al escenario, su punto álgido llenándolo de el inofensivo pero fresco Pop electrónico/Urbano que practica. La inclusión de Aroa Lorente y su proyecto  Samuraï me había llamado la atención desde que se anuncio en el cartel. Marta Alberca en El Plural (25-03.23) la había llamado “musa del Indie Rock” cuando presentaba su nuevo lanzamiento “Artillería”, y aunque en opinión del que suscribe a día de hoy esto es una exageración, será bueno no perder de vista lo que vaya haciendo en el futuro.

La obviedad de citar a Paramore cuando salen sobra, pero es muy refrescante ver guitarras (Kike su guitarrista llevaba, agárrense, una signature de Eddie Van Halen) e instrumentos, en un día en el que brillaban por su ausencia. Peleó con ahínco ante la apatía general de la primera parte de su tiempo, lo de versionar a Fito lo reconozco me descolocó, y las bajadas de ritmo de algunos momentos no ayudaron, pero tiene ideas y canciones, “Adrenalina” y “El Principio de Algo” especialmente, y aunque en directo falta mucho camino que recorrer, para la ultima parte de su pase ya tuvo mas pendiente al personal.

“El puto jefe” dice alguien a mi lado, cuando Saiko sale. Precedido del revuelo que ha causado que esté en todas las quinielas para convertirse en el artista revelación de este año, la rapidez e inmediatez del genero es casi endémica,  con el beneplácito que ha dado que Quevedo así le señale,  hizo una comparecencia atómica que puso a cantar a todo el sitio desde que abrió con “Supernova” y la Saikoneta se puso en marcha. Justificó su presencia en un cartel tan comprometido, solo había que mirar lo que venia luego, con temas, “Cartier” “Jordan 1” que hace sin Quevedo pero que borda, el perreo en “Turbulencias” o la colabo que hizo con Raul Clide “Tuenti remix”, que pusieron al publico a sus pies.

No fue un concierto, Fue hacer realidad el sueño de una generación que ha crecido con el y que no había podido poder verle aún. La venida de Morad era uno de los puntos clave del festival de forma indudable. Se traía de la mano su nuevo álbum “Reinsertado” y desde que salió al escenario hasta el final, en la hora escasa que estuvo arriba, hizo un pase estratosférico lleno de momentos antológicos. La lista de temas fue apabullante, “Cuando Ella Sale”, “Profesores”, la maravilla que dedica a su madre y que se convirtió en uno de los momentos de la noche “Mama Me Dice”, el recuerdo a Beny JR en “Sigue” o la inmensa “Bobo”.

Sin aspavientos, sin tonterías y sin parrafadas estúpidas y aunque parecía increíble, el lo contó, era el primer concierto que hacían este año. Fue muy adictivo ver como elevó el nivel de la tarde hasta el infinito con el personal entregado desde que arrancó una de las comparecencias mas serias que he podido ver en el estilo en los últimos meses, y cuando cerraba y sonó la ansiada “Pelele” aquello voló por los aires por lo que comentaba al principio de himno generacional.

No fue el publico, ni la organización,  ni la prensa (a todo esto ¿cómo es posible que ningún medio fuera del circuito de la música se hiciera eco de un evento tan importante, cuando en otros mucho menos cruciales no faltan?). Fue Morad quien lo dijo justo antes de marcharse. El rey de España lo llamó. Cuando en la ultima parte de su comparecencia la cámara enfocaba solo sus ojos, recordé esa expresión. La mirada de las mil yardas.

FOTO. Víctor Iglesias

Hay pocos artistas que desprendan el aura que Dellafuente tiene, y después de ver lo que aconteció en su tiempo arriba, es pura lógica aseverarlo. Su exposición mínima a los medios y redes, el misterio y misticismo que emana, y la versatilidad que le lleva a hacer de cada lanzamiento que hace una nueva invención de su carrera (la salida del reciente “Lagrimas pa otro Día” lo refrenda) como si fuera un recién llegado, le coloca en un nivel muy superior al resto. Con un show diseñado para grandes arenas que estrenó en los ya históricos tres conciertos de su Granada natal, las pantalla panorámica doble, el BMW, la moto, el equipo que lleva en la escenografía con bailes e interacciones que parece trasladarte a una obra de Broadway, la bajada al publico mientras graban en una especie de video-clip, ó  el ambiente cinematográfico que emanaba de todo, fue sencillamente uno de los momentos de directo del año.

La lista de canciones desde que tras la intro abre con “Libertad y Salud”, “Dile” y “AMG Coco” seguidas, se estructuró en un compendio de su carrera con las paradas lógicas en el ultimo (“Ni Soy Santo” y “Sharila” fueron mundiales), pero dando espacio a las que todo el mundo quería oír  (“Romeo y Julieto”, la impresionante “Guerrera”) y hasta hubo tiempo para que, como le han llamado muy acertadamente en opinión del que suscribe, saliera el arquitecto del sonido del hombre, el gran Antonio Narváez, e hicieran un dj set al alimón muy curioso. La inclusión de “Ya no te Veo” me hizo añorar que ya no vayamos a ver juntos a Novedades Carminha, y la parte final con “Veneno”, “Pa Mejor” y la esperada parada en “Consentia” con un buen puñado de gente llorando por poder verlas al fin, ya forman parte de la historia de la música de esta ciudad y dentro de unos años, ya lo verán, podremos contar que lo vivimos.

Algo se quebró dentro del que suscribe cuando Adam Yauch murió. MCA era imprescindible en uno de los grupos mas importantes de la historia del Hip Hop, los legendarios Beastie Boys, así que cuando al poco de salir Ayax y su hermano gemelo Prok al escenario, este les mencionó diciendo que parecían ellos, iban uniformados con un chándal rojo de Adidas los dos y su eterno (y en mi opinión nunca suficientemente valorado)  Blasfem atrás, me dejaron de un aire preguntándome eso si, cuantos de los que había allí habían entendido la referencia. Hace algún tiempo Kase.O dijo que dejaba el Rap en buenas manos con raperos como Ayax y Prok. Es cierto.

Y es que se hace difícil permanecer estático cuando abren, tras un pequeño retraso por el desmontaje anterior, con algo tan crudo y aspero como “De Graná a Maracay” y las señas de identidad marca de la casa de los dos se hacen patentes. La forma de cantar cazallosa y ruda, la pulsión nerviosa arrolladora (no la pararon ni dieron tregua ni un solo instante en toda la noche), la tensión que generan abajo y arriaba, y sobre todo, a mi entender, el porque estos dos encajarían sin dudarlo en un grupo de Punk con su visión demoledora de lo que debe ser un concierto de Rap.

Cantaron (ojo a la revisión de “La Góndola”), se pelearon entre ellos, nos contaron que “les habían quitado los porros en la rotonda” antes de hacer “Polizzia” y de loar el ambiente excepcional que había para verles, Ayax nos habló de su ultima película con Antonio de la Torre, hicieron guiños a La Chaqueta Metálica y consiguieron que la gente que se quedó a verles (esto si que es curioso y un poco ridículo amigos) tras la espantada del final de Dellafuente, se sobrepusiera al frio y al  cansancio, a base de momentos tremebundos. “El Puchero de la Abuela” fue casi cavernícola de puro y maravilloso bestia es cierto, pero también nos hicieron bailar bien con el ritmo de “Guajiro” y de su remix tecno, ver y oír “Salvatore Maranzano” y el orgullo de padre que siente cualquiera de esta ciudad cuando ve a JDose con ellos marcándose un maravilloso “Ese cosquilleo” que dejó para la retina el estado de forma brutal que atesora ahora mismo su voz, el momento en el que confiesan su gusto por la salsa, el macarrismo de pedir un porro a alguien del publico antes de marcarse “Salgo Pa La Calle”, un “A Veces se me Pasa, a veces Paso” mundial y así hasta el final. El amigo Javier puede estar tranquilo, si.

No soy partidario de hacer balances de ningún tipo, pero a la vista de lo acontecido en el festival, convendría, ojalá, que no nos faltara la cita de ahora en adelante. ¿Se puede hacer mejor?, claro. Pero ya tendrían que montar Glastonbury  o algo así.

Memorable.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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