NARKADA SALA POTEMKIM, SALAMANCA

Miro a Daniel Alonso encima del escenario, y me acuerdo de las letras de abajo de la marquesina del toldo del CBGB. Hilly Kristal era un tipo muy listo y no hacía casi nada sin tener sus razones, y esas cinco letras ( el acrónimo de Other Music For Uplifting Gourmandizers) OMFUG menos. Los gourmandizer en la acepción que les da el hombre que inventó el mejor club de rock de la historia, son gente hambrienta de música. No hará falta que les aclare la conexión con Alonso y su banda Narkada, ni por que me enchufo al llenísimo pase en el que el grupo preludia la venida de No Konforme.

Siempre es comprometido abrir una noche en la que eres invitado de una fiesta que no es la tuya, pero el papelón se lo merendaron con arrestos y aplomo que era lo único que podían, y debían, hacer. Me sorprendieron con la intro antes de que todo empezara al usar los versos de “El niño yuntero” de Miguel Hernández y folklore tradicional, pero tenía todo el sentido del mundo al empalmarla con “el Grito de un Poeta” y poner en marcha la maquinaria de la banda. Fueron al lio afortunadamente, sin discursos ni tonterías mas allá de presentar a la banda en la ultima parte, y en su tiempo arriba lucieron detalles de brillantez que obligan a albergar esperanzas en lo que venga en la forma del nuevo disco, “Las cenizas del tiempo”, y lo que hagan a partir de el.

El claro y mas necesario que nunca compromiso social que atesoran, “Sistema Capital” ardió, el arranque a medio tiempo de “Diarios de Cartón” y el desarrollo luego del tema, el retorcido Groove de “Magia Oscura”, o el junte con Luis Luna de No Konforme para hacer “Alambres” navegaron a la vez por un setlist suficientemente colmado en opinión del que suscribe, con el protagonismo de los ahora cuatro por igual. La guitarra de Miguel Ayuso fue punzante y dura, y la base de su hermano Eduardo Ayuso con Daniel Sánchez estuvo demoledora al mezclarla con la voz de Alonso, y llevar el Punk áspero y recio que practican (“En Nombre de Dios” fue el ejemplo perfecto) al personal. Los peros que queramos buscarle, que los tuvo, se solucionan fácilmente con pongamos cuarenta o cincuenta bolos seguidos, y ese hambre del que les hablaba antes, y que lucen sin tapujos.

Ni idea de que pasará, pero a tenor de lo visto no está demás ilusionarse.

Foto. Víctor Iglesias