Fue justo cuando estaban haciendo “Solo y Sin Ti”, y fueron apenas unos segundos. Manuel Martin había parado de cantar mirando hacia la pantalla de video, y pareció que sus pensamientos volaban rememorando su perdida terrible. Arriba las imágenes de Mart y su voz sonando, desangraban el alma.
Tiene claro el que suscribe que si tuviera que quedarse con un solo instante de una noche tan cargada de simbolismo e importancia, sin ninguna duda seria ese.
Vacío de sospechas, no milito en el lado diehard fan de los de Córdoba y nunca lo he hecho, puedo decirles que seria un crimen de lesa humanidad no admitir lo adecuado de la palabra –me refiero a legendaria- para tildar la carrera de una banda imprescindible, si se quiere entender lo que ha sido el Rock en Andalucía y en todo el suelo patrio si me apuran. Formados en 1979 ( en aquel movimiento tan rebosante de talento que fue el Rock Andaluz, y del que formaban parte también bandas tan capitales como Triana o Alameda por citar algunas) con un cancionero prolífico y casi inabarcable, que recorre mas de 20 discos, la decisión de echar el cierre a su carrera les pertenece, y no admite mas lecturas que la lógica de que, por supuesto y vuelvo a lo de antes, se lo han ganado a pulso y con creces.
Y también esta de mas glosar el merecidísimo lleno de no hay billetes, va a ser la tónica general de toda la gira y en muchas ciudades van a tener que ampliar fechas y doblarlas por la cantidad de entradas requeridas, desde hacia semanas, con el palacio hasta la bandera -con una mixtura de edades muy curiosa al congregar obviamente varias generaciones- por que ya los días previos era misión imposible hacerse con un solo ticket para una noche que se intuía, se sabía en realidad, iba a ser histórica. Cuando arrancó todo, mas de dos horas de bolo navegando en un setlist de veintiún temas con paradas en casi toda su carrera y con la banda rayando muy alto, se vio con creces.
Con un must obligado para entender su historia como “Paseando por la Mezquita” para abrir, se acompañaron todo el pase, no a modo de hilo conductor para eso estaban las canciones, de los mensajes de despedida de un montón de nombres ilustres de la música y la sociedad ( de Manolo García o Leo Jiménez a Jorge Fernández por citar algunos, pero el que suscribe echó en falta a Derby Motoretas) y de una escenografía sobria y cuidada, sin estridencias. El mark histórico, Martínez a la voz Paco Ventura a la guitarra y Manuel Ibáñez al teclado que marcan todas las canciones se complementa con la labor de Fernando Prats en la batería y del mas nuevo Carlos Deko en el bajo, con precisión quirúrgica, y se enfrascan con velocidad de crucero en la traslación de unos temas que recorren, ahí es nada, 45 años.
De ahí al final, hubo tiempo para todo.
Los acertados medleys, dedicados a las etapas de los 80´s de los 90´s y a las baladas de la banda, las traslaciones de ”Junto a Lucia”, de “Hijos de la Luz” o de “Danza al viento” en los primeros actos que dejaron momentos inolvidables, el bloque central con “Favorita de un Sultán” y la dedicatoria de “La Tierra Perdida (OUA)” con la guitarra de Ventura presidiéndolo todo, la emocionante épica que sobrevoló cuando “Córdoba” se desató, el preludio de la llegada de la artillería pesada en la forma de “Velocidad” que precedió a, agárrense, “Palabras de Libertad” y “Necesito Respirar” con el cantante abajo paseando entre la gente que, por fin, se levantaba de los asientos –lo he dicho hasta la saciedad, el problema con estos recintos para hacer conciertos es ese: los asientos- cantándola, como casi todas en una noche cálida de ambiente, a un emocionante pulmón. Del encore ni les hablo, con “A toda esa Gente” y “Todo tiene su fin” el celebérrimo cover de Módulos que han hecho suyo poniéndolo en la historia de la música patria, y que voló el sitio.
Así que si me preguntan les diré que si.
Me considero un afortunado por haber podido verlo.
Ojalá Estirpe hubieran abierto la noche.
Comentarios