Crónicas

Los caballos de Düsseldorf | M.O.M. Salamanca

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Dicen que Warren Oates se parecía a Sam Peckinpah como dos gotas de agua cuando filmaron juntos esa epopeya, no hay otra palabra a mi modesto entender, que fue Quiero la Cabeza de Alfredo García. De todas las películas del de Fresno esa probablemente sea una de las mas conflictivas para poder rodarla tras los problemas que tuvo con algo tan enorme como “Pat Garret & Billy The Kid” con MGM, y de hecho cuando la ves es tan descarnada, parecía estar herido de muerte ya por el dinero la bebida las drogas, que en algunos momentos hace preguntarse si en planos sueltos no es lo mejor de una filmografía ya de por si superlativa. Cuando me enchufo a ver el triple cartel del día del trabajo y puedo hablar con Olaf y Carmen antes de que todo arranque, sale obligatoriamente a colación a cuenta de uno de sus doo rags bautizado “Jibaro” por la conexión con esa película legendaria.

 

Cuánto sabes de John Cage se auto-interroga el que suscribe todo el rato, y aun admitiendo que no es eso, mientras el escenario/no escenario de la maravillosa M.O.M. se movía, y no creo que la palabra sea inapropiada, con la crema que lanzaban los de Madrid en la forma y el ritmo de su  amalgama sónica y Ruidobilly y con las atinadas proyecciones que llevan detrás, no pude por menos de pensar en el legado del profesor. Rodeados de sus Doo Rags,  el termino que han inventado para los instrumentos resultantes de reutilizar juguetería barata y partes sobrantes de diferentes artefactos que encuentran en sitios de todo tipo, y practicar con ellos cirugía reparadora a base de circuit bending alterando y controlando lo que de ellos sale, no cree un servidor que se pueda estar impasible ante tamaña demostración. 

 

Hace unos años en una entrevista dijeron que su música no atiende a melodías ni estribillos ni tiene nada que ver con las piezas tradicionales, simplemente es ruido. 

 

Y es esa frontera que abre el debate de si ese ruido es música o no, donde se mueven (lo que llevó por ejemplo a Darío Vico el critico musical de Efe Eme o de Zona de Obras a implicarse con el grupo) y hacia donde nos trasportan en un pase lleno de momentos de pura alquimia medieval que parece no buscar la piedra filosofal, mirar a El Burro Ácrata y La Mula Saña mientras manipulan los cacharros maravillosos y hacen magia sacando esos sonidos es fascinante, y que aunque parezca increíble, dota de un cierto orden el caos en que se mueven el ahora dúo de Madrid. Fue tan corto como suficiente (lo habíamos visto antes con el pase de Matthieu Ehrlacher que con media hora menos, hubiera sido espectacular) y tan efectivo –adelante, les reto a que busquen a alguien que lo viera que no se quedara prendado y pidiera información al acabar de cómo lo hacen- como desconcertante. 

 

Me conquistó preguntarles por el setlist, y que me dijeran que no usaban. 

 

Todo nace de la improvisación y la experimentación, palabro ahora denostado pero pleno en el imaginario de Los Caballos por que al contrario de otros nombres que lo abanderan (¿…?) ellos si lo llevan hasta las ultimas consecuencias, y su performance, ahorrémonos explicar por que esto va mas allá de un concierto al uso por que si es así no lo has pillado, fue una bofetada, limpia y dura, en el acomodado devenir de cualquiera que frecuentemos noches de directos, por la sencilla razón de que algo así no se ve nunca fuera del circuito underground si, pero sobre todo por que es algo casi único que revisa los postulados de lo que se supone es amar la música, de canciones o no ese es otro tema, y en la forma mas tradicional y de ortodoxia. 

 

La tarea colosal de pensar en que pasaría si fuera al contrario, no hace falta ser un genio para imaginar que hubiera sido del lleno del espacio si la comparecencia hubiera sido en otra sala, nos llevaría varias horas de análisis, y no acabaríamos. Por una parte ojalá. Pero bien mirado son un tesoro casi privado, y mejor que siga así, como el que firma dice siempre, cada vez que sale de M.O.M. con una sonrisa enteriza. No bailamos (para eso después Duassemicorcheiasinvertidas hicieron un pase de puro Post mas un saxo/clarinete atómicos, que fue el cielo con un batería Boris M. Nunes que deberían ponerle a una montaña su nombre en la Serra de Estrela), ni cantamos, pero es que no era eso amigos.

 

Era ver una propuesta arriesgada que nos ganó. 

Ya me gustaría a mi verles hacer una gira completa con Suicide.

 

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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