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LOCUS | La Chica de Ayer, Salamanca

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Hace unos meses cuando Craneo y Bejo llegaban a Salamanca con su gira conjunta, alguien con quien hablaba esgrimía como razón de peso para el batacazo de la taquilla el argumento de la edad de los protagonistas. Esto es, que los dos tipos eran, y cito textual, “demasiado mayores” (¿…?)  para la edad media del publico de la Urbana, y eso hacía que mucha gente no acudiera a la llamada de un tour tan importante, y brillante, como ese. Por supuesto que se podría discutir largo y tendido del tema, por que es en esa escena a mi parecer, mas que en ninguna otra si me apuran, donde mas palpable es la velocidad en la que se trituran carreras enteras en apenas minutos, pasando del estrellato al olvido casi al instante, pero no lo es menos que trascender a ella como miembro fijo es casi una quimera contando además, con la superpoblación de artistas que la forma. Y concedamos que esa escena ha conseguido convertirse en música de masas en los últimos años con el éxito masivo y los cachés por la nubes, por que no hace tanto no lo era, ni mucho menos, y cualquiera que lleve tiempo en esto (como el protagonista) podrá recordarlo. De ahí la importancia supina que artistas  como  Locus haya conseguido mantener la impronta de su talento intacto durante todos los años que lleva, el pase se enmarcaba en los fastos del vigésimo quinto aniversario del hombre en la pomada, creando canciones y llevándolas a los escenarios. Su glorioso pasado, que va a ser presente y no hace falta que les diga a que me refiero, con su compinche Nerviozzo en Duo Kie, les labró un sitio ganado a pulso entre los grandes, pero la continuación –“Kraken” podría valer para ilustrarlo- ya en solitario, no le fue a la zaga. Practicante de un Rap a la vieja escuela (el que suscribe no dejo de pensar mientras le miraba en el escenario en Naughty by Nature no sabría decirles por que, y casualidades o no, alguien delante mío lucia una cami de los de Nueva Jersey) mas HXC con el Duo, y mas personal y sentido con su carrera aparte, y acompañado por el inconmensurable trabajo en los controles atrás de Lexmerk (el mejor, como le llamó el hombre cuando le presentó) me vuelve a atrapar, no recuerdo la ultima vez que le vi pero fue hace mucho, la acertada forma que tiene de lanzarnos barras como puños desde que abre la fiesta con aquel tema que hizo colabo con Carlos Escobedo y Ambkor “Lienzo”, empalmado con “Arrugas de Expresión” y “Pico y Pala” la primera del Duo que caerá. Escritor de altura, háganse un favor y consigan ya una copia de su poemario “Cartas de Vida y Vuelta”, lo demuestra de sobra cuando encara cosas como un inmenso “Elévame” o “La Dignidad del Hambre del Artista”, ah que apropiado amigos, y se ausenta, afortunadamente por dios, del manido y tedioso mendigar de ruidos para no se quien o para no se cuantos, que impera de forma ridícula hoy en día en los bolos de Rap. Hubo tiempo para cantar y bailar, “Las Flores Muertas” “La Dignidad” “Gracias por no ser como el resto”, para saltar y sudar, “Yeah” “Las de perder”,  y para emocionarnos con la épica llamando a la puerta, fue inolvidable poder ver “El amor que no te diste” o la impresionante traslación de “Lo que realmente importa”, y hasta para recordar al hoy olvidado Carl Sagan en speech entre las canciones de un setlist denso y generoso que casi se fue a la hora y media larga. Y es cierto que la ultima parte, la que esperaba mucha gente, fue emocionante (la salida de Nerviozzo y la brutalidad de antaño que pusieron encima de las tablas cuando hicieron seguidas “Nosotros lo Hicimos”, “Misión buscar y destruir” y “Quien se Apunta”), pero no lo es menos que toda la comparecencia fue un must para cualquiera que ame el estilo, y tenga sangre en las venas.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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