Crónicas

LA PLATA | La Chica de Ayer, Salamanca

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W.Winwood Reade, el hoy olvidado historiador británico mas allá de que Conan Doyle le metiera en uno de los relatos de Holmes, dijo una cosa muy interesante que recordé cuando vi la entrada paupérrima, que afortunadamente luego no fue tanto, que lucia La Chica para el regreso a Salamanca de una de las bandas mas importantes de la escena Post Punk patria. El tipo aseguraba que si bien el individuo era un rompecabezas insoluble, cuando forma parte de una multitud se convierte en una certeza matemática. No hará falta que les aclare de que hablo si solo miran la lista de conciertos del fin de semana, y tampoco es necesario advertir que si las cosas no se tuercen era un momento estupendo de poder ver a los de Valencia aún en salas pequeñas. 

 

De ahí lo inexplicable del taquillaje, a mayores de que la ocasión –con la presentación del tercer disco de la banda el muy notorio “Interzona”- era imperdible, mas allá de la cantidad de conciertos que hay en la ciudad cada fin de semana ahora, y cuando Diego Escriche empieza a cantar “Enemigo” para abrir el pase, me reafirmo en ello. 

 

Pudiera ser que la aparente lejanía que la banda exhibe desde el escenario para con el publico se interpretara mal, no parece haber lugar en esas canciones para la distancia corta cuando las trasladan al directo, pero tal vez solo es la seriedad que imprimen a su ejecutar. Poder ver como hacen “Mirar Atrás”, la primera del nuevo álbum que sonó, o “Victoria” mientras se convocan los fantasmas de My Bloody Valentine (algo que el genero desde que explotó en el país ha hecho constantemente, con una lista de nombres, de Alcalá Norte a Depresión Sonora, que da dos vueltas a la manzana) o de Lush, es ciertamente liberador.

 

El mark de la banda está medido al milímetro y ocupan sus parcelas sin macula. Las guitarras de Escriche y Salvador Frasquet, el bajo y la voz de María Gea, los teclados y la voz también de Patricia Ferragud, y la tremenda batería de Miguel J. Carmona funcionan a la perfección, que maravilla ver “Aire Nuevo” o “Hoy al sol” sonando tan etéreas si pero también tan inmortales, mientras llenan el sitio de esa amalgama de sonidos que canonizó Damian Ramsey cuando se inventó el celebérrimo termino para definirlos. Ojala hubiera oído cosas como “Bien conmigo”, que momento fue ese,  la inmensa “Música Infinita” o las secuencias inacabables de “5am” antes de empalmarla con “Cerca de Ti”.

 

Cantamos, mucho, con “Un atasco”, vimos la épica brillar con “La vida real” y recuperamos temas viejos con ganas, “Incendio” “La luz” y el final cantado con “Me Voy”, en un setlist sorprendentemente generoso con, agárrense, veintiún temas que lo llevaron mas allá de la acostumbrada hora y poco, por supuesto sin bises.

 

Una pena que no lo viera mas gente aun.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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