Setenta y dos oyentes mensuales en donde ustedes saben, cero redes mas allá de un insta para informar de cuando tocan, y entrevistas las justas. Ricky Lavado y Manel M. Hontoria ya tenían un currículo que asustaba (Cuzin Standstill, Nudozurdo, Egon Soda y la pertenencia de ambos a The Secret Society por citar algunas) cuando se metieron en los estudios Brazil con Jorge Ramos, y parieron esa inmensidad que es “Mojave EP”.
Lleno de música sobre todo instrumental, con acercamientos obvios al Post y a lo que se ha llamado Math Rock, y con una amalgama de texturas y capas hasta arriba de cambios e intensidades jugando con el slow down, me llamaron la atención desde que me encontré oyéndoles casi por casualidad por que, como decía antes, no es nada fácil llegar a la banda. Su target, como ellos mismos han contado, es para adultos y la pregunta, ¿debería ser esto un problema a estas alturas?, casi sale sola cuando La Joya abren con “Colette” un bolo tan corto como hipnótico, que no nos permite apartar la vista del escenario en ningún momento.
Delante de apenas un puñado de entusiastas que, esto estaba clarísimo, sabían muy bien a lo que iban y en una noche en la que cosa rara había menos conciertos de los que acostumbra un viernes, hicieron una comparecencia llena de momentos magnéticos (“DC” fue mundial) que evidenció por si alguien no lo tenia claro, lo buenos que son en lo suyo. Con Lavado llevando el peso desde la batería y la voz (en las contadas ocasiones que las canciones lo requieren) sin que apenas se notara, y con la guitarra de Hontoria marcando fragmentos espectaculares que invariablemente transportan y hacen vagar dejándote llevar por ellas (el inicio de “Feliz”, el como discurre “Herta”), en un set-list brillante si, pero también sucinto a mas no poder.
Me parto de risa cada vez que alguien se me queja lloriqueando de los tiempos en la Urbana. Los raperos van deprisa es cierto, pero no son los únicos. Y bien entendido que nada que objetar, llevo años diciéndolo. Lo bueno si breve, pues eso. El que para el bis improvisado, y obligado por el publico, recurran a una cover (“Today or Tomorrow) de los por desgracia ya olvidados Karate les dará una idea de lo que vimos. Adultos si, en un concierto de los que deberíamos obligar a ver a todo el mundo de vez en cuando.
Antes Kugo o lo que es lo mismo Dani Campo a la guitarra y voz y Miguel Rodríguez a la batería, habían hecho una acertada apertura preparatoria para lo que vendría después. Con su álbum “Paranoia Star” presidiendo el set-list, hicieron seguidas “Head Down” “Wash Away” “Angry Youth” y “Another Day”, que desgranaron casi al completo tras la intro que era la primera de las tres canciones nuevas que estrenarían, luego vendrían “Planet of The Apes” y “P22”, nos metieron en su mundo lleno de voces tranquilas y pausadas, con murallas sónicas al alimón.
Sonaron poderosos y grasientos en muchos momentos de un pase áspero y rapidísimo, que congregó nada menos que once temas pero que cuando acabó apenas habían pasado ¿cuarenta minutos?. Acoples sanos y cierta oscuridad, “A Little Something” perturbó, y los riffs de “All of a Sudden” fueron muy contagiosos, con las voces todo el concierto a ratos agónicas y a ratos con dejadez. Me faltó “Random Problems” es verdad mientras les miraba en el escenario, y pensaba si la camiseta de Campo, de “Chariots of The Gods”, sería por la peli alemana de visitas alienígenas.
Imperdibles ambos, primo.
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