Ah amigos, era digno de ver.
Hablo de la cola que lucía la puerta de Camelot desde bien temprano (la apertura era a las 19.30h) y que serpenteaba casi hacia la plaza de Monterrey que fue donde un servidor se la encontró. Imaginen la cara de asombro del común de los mortales que pasaban por allí, y que no cejaron en ningún momento de hacer fotos y preguntar que era aquello, mientras llegaba la hora en que el de Valencia arrancara el probablemente mas esperado bolo del año del estilo.
Merecería un estudio pormenorizado todo lo que ha rodeado la salida de un disco, el inmenso y espectacular “BBO”, y su gestación por parte de sus creadores. Ignasi Fortuny en “El Periódico” habla de obra generacional y tal vez no sea exagerado. Las cifras que acarrea, el tercer mejor debut en escuchas en Spotify por ejemplo, son de escandalo para un álbum, en el que han adaptado la estética de las olimpiadas y el deporte al barrio, que ha dejado fuera de la ecuación a la prensa (nada de entrevistas) , sellos (lo han puesto en funcionamiento por su cuenta), grandes empresas de management (la familia y poco mas) y que además no ha tenido una presencia en redes mas allá de puntual. El culto que han logrado crear alrededor del lanzamiento ha sido inusual y, como se ha demostrado, muy atinado.
Obviamente todo esto quedaría reducido a una mera anécdota de no ser por la condición de impresionante de la música contenida allí, baste con mirar las listas de los mejores discos del año para hacerse una idea, y el trabajo de una calidad altísima de los dos, ya que en ningún momento se debe olvidar ni separar la extraordinaria producción de Amoeba. Y aún mas importante en mi opinión, fijarse en el seguimiento que sus canciones acarrean entre los grandes y mas importantes jueces de todo esto. Por supuesto me refiero al publico, que ha visto como muchos de los grandes fallaban estrepitosamente en sus ultimas creaciones discográficas y el jovencísimo MC valenciano se los merendaba sin compasión.
Para abrir la noche V-Funk se subía a pinchar para caldear la sala, ¿aún mas?, mientras el que suscribe pensaba en quien iba a abrir el concierto en realidad. La baja obligatoria por prescripción medica de El Niño Del Parque fue un golpe durísimo, por que era el día adecuado para la presentación de su álbum (el sorprendente “Aqua”), y no pasó desapercibida. Los gritos y jaleos que se oyeron al verle arriba, fueron testigo de ello. Cuando salió Lucho Amoeba cogiendo el testigo aquello se estallaba de pura ansiedad y ganas, y después cuando Hoke con el leño prendido irrumpió, fue un delirio. Acompañado a ratos por Chase haciéndole de corista de lujo, apenas tenía que cantar, “Ojo De Halcón” y “Five O” para empezar ojo, por que el personal ya se ocupaba de ello.
Los detalles se agolparon de ahí al final en un set list llenísimo para lo que se acostumbra, mas de veinte temas, y la traslación de las canciones del disco se intercaló con otros singles es cierto (“Plusmarca”, “Humble Kids”, “Hi Tech” etc.) pero es difícil hacerle sombra a temas como “Jjjj”, “Santo” o la magnifica “Automático”. La presencia de Ébano como invitado de lujo, anda que la fiesta que fue “Chorbo Real”, el póker en la mano de acuerdo con critica y publico, que es tener una de las barras del año en “Olympique” que además repitieron con los cinco en el escenario, o ese must que es la brillantez que destila “Medallones” son destellos de un artista al que se hace muy difícil encontrarle peros, aún en directo.
No sabría decirles si como Luis M. Maínez aventura en su critica del disco para Mondo Sonoro la vuelta del Rap clásico es esto, pero a tenor de la visto a lo mejor tiene razón. Aquí no hemos venido a hablar, dijo en un momento dado el protagonista de la noche. Es cierto. Fuimos a ver a uno de los grandes ahora mismo dar un pase estratosférico, y no creo que nadie allí saliera con otra sensación.
Lo que venga en el futuro, puede esperar.
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