No dejen que les pase lo de que el árbol les impida ver el bosque.
Y esto es especialmente importante con una artista que merece cuando menos el beneficio de la duda por que, esta es la clave amigos, es casi inclasificable. Yo cometí el error, estúpido lo sé, de arrinconarla con otra tonelada de cosas que llegan todos los días en el casi inabarcable mercadeo de las novedades discográficas y los cotilleos del corazón musical y afortunadamente me di cuenta a tiempo de rectificar.
Hablando claro les diré que me la trae al pairo si Tahliah Debrett Barnett (su verdadero nombre) ha cortado o no con Robert Pattinson o con el bobo de Shia LaBeouf, tal y como parece ser el interés de la mayoría de quienes la buscan en internet.
La realidad es que la de Cheltenham ha grabado dos discos increíbles llenos de momentos ultra brillantes y que si me apuran, salvando las distancias faltaría más, le emparentan más con cosas como Lingua Ignota (el espectacular proyecto de Kristin Hayter) que con cualquiera de las grandes divas del Pop electrónico que puedan estar pensando.
Y esto es especialmente visible en su ultimo “Magadalene” que, no es casualidad, estuvo presente en un buen montón de listas de lo más importante del pasado año. El porqué es sencillo.
La perfecta mezcla de Art Pop, Indie, Electrónica y desarraigo y dolor en sus letras que navegan por la dura época de su ruptura sentimental y, esto es importantísimo, vital, lo hacen sencillamente irresistible.
El disco es lastimero, aislador y demoledor en algunos pasajes, pero también onírico, auto sanador e indudablemente se torna a ratos experimental y ciertamente difícil de oír sin dejar los prejuicios (quien cometa la idiotez de tenerlos) aparcados.
Las delicadas voces que abren “Thousand Eyes” cambiando luego, las capas de miles de texturas de “Holy Terrain”, la presencia del piano que juega a dos bandos en la inmensa “Fallen Angel” (ojo a la lista de productores que han participado en el disco con nombres como Nicolas Jaar ó Skrillex), la operística y preciosa “Mirrored Heart” y sobre todo la mezcla de cautela y fiereza que rezuma todo el metraje son solo una parte de lo que se van a encontrar.
Es el futuro baby, me decía una amiga.
Más grande que la vida, añado yo.
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