A algo más de una semana del día del orgullo LGTBQI+, oigo un eco a lo lejos que reza «los tiempos cambian hacia la evolución». Pero no estoy segura de esto. Para mi sorpresa, en pleno 2020, oigo con más fuerza el comentario de «qué hace un chico maquillado, seguro que es maricón», «mira ese mariposón que baila», «cómo dejas que tu hijo haga eso».
Antes de nada, quizá he entrado demás de fuerte, pero es necesario. En una sociedad que no quiere escuchar, hay que alzar la voz.
No puedo, de verdad, con este tipo de actitudes en un siglo en el que parece que impera lo moderno, pero en el que la gente se ha quedado en la Prehistoria. Y para muestra, las múltiples agresiones contra el colectivo LGTBQI+ (y para los que intentamos apoyarles, pero esto da para otro artículo).
También sé que alguien que nada más ver el título y la intro de este artículo, no va a leer nada más y me va a poner un tweet diciendo: «asumes que todos los gays bailamos y nos maquillamos».
ESPERA UN MOMENTO.
A parte de la discriminación que existe hacia la comunidad, seguimos valorando que hay cosas que pertenecen al binomio hombre-mujer. Muñecas para niñas, camiones para niños. Y sí es al revés, negativa y automáticamente el niño «te ha salido mariquita» y la niña «bollera». De verdad, me duele la cabeza.
Me voy a centrar en dos cosas que estén pasando más en mi círculo de amistades, que es de lo que puedo hablar más y mejor. Resulta que ha nacido un BOOM de hombres que se maquillan y la gente aplaude el avance «pionero» hacia la igualdad. Pero es que esto no es nuevo. Recuerdo la primera vez que vi a los siempre bellísimos Lewis Amarante (@lewisamarante) y Martin Catalogne (@martincatalogne). Si me leéis, que sepáis que os amo con todo mi corazón. Pero en ese momento, no me sorprendí. Bueno, vamos a matizar con polvos translúcidos: sigo desamayada por lo brutal de sus trabajos. El caso, es que me parecía algo normal. No obstante, y sorprendentemente, sé que hay gente levantó las cejas (doy gracias por la educación que he recibido). Me pasó lo mismo con Álvaro Kruse (@alvarokruse), el emprendedor español que se ha hecho a sí mismo con su propia marca de maquillaje que nos ha dejado impactados a todos a golpe de highlighter.
No sé como las espaldas de estos genios soportan tantísimo talento. Y es que el maquillaje nunca ha sido algo exclusivo «de mujeres» ni de «homosexuales». Ni en profesión, ni en tendencia (igual que es válido que una mujer decide no maquillarse, véase el «no makeup» de Alicia Keys).
Viajamos a Egipto, época de imperios y de faraones, que se delineaban los ojos y se pintaban los labios con ocre rojo y óxido de hierro. En la corte de Luis XIV, pasaba algo parecido (recordemos, incluso, el uso de pelucas). Fue tras la Revolución Francesa, cuando el hombre rechaza el maquillaje llegando a considerarlo algo impropio de la realeza. Para mi tocaya , la reina Victoria I, el maquillaje era considerado como «vulgar» (GUURL?). De hecho, la Iglesia llegó a decir que era «la obra del Diablo». Fue en el siglo XX cuando el maquillaje, aun siendo visto como algo «para chicas» se convirtió en un instrumento de transgresión por celebridades como Clark Gable (uno de los primeros metrosexuales), Steven Tyler, Prince, David Bowie, David Sylvian, fundador de la mítica banda de art pop Japan, por mencionar unos pocos. Ya en los míticos 2000, llegamos a la era del «guyliner» más allá de ser una técnica para resaltar la mirada masculina en el mundo del espectáculo (véase Jared Leto).
No tengo la suerte de conocer en persona a Amarante, a Catalogne ni a Krusette (ojalá ¿sabes?), pero sí que tengo el honor de presumir de ser amiga de Oliver González (@oliiverknowles). Él es un bailarín y maquillador salmantino al que sigo desde hace ya unos buenos años, y que nos ha sorprendido a todos por sus increíbles trabajos de maquillaje y su talento para la danza. Y quién mejor que él para explicar lo que está pasando en un siglo que presume de estar haciendo las cosas mejor.
¿Por qué el maquillaje? ¿Qué significa para ti?
Siempre me ha gustado mucho el dibujo, la pintura, las artes plásticas en general… Y a raíz de empezar a experimentar con Internet, empecé a ver vídeos de chicas que se maquillaban, hacían vídeos enseñando sus trucos de maquillaje, sus looks… Me podía tirar horas y horas viendo vídeos de maquillaje. Y cuando tuve la oportunidad, empecé a comprar cositas de maquillaje y a experimentar con esta forma de arte.
Para mí el maquillaje es una forma de expresar todas las cosas que se me pasan por la mente y plasmarlas en mi rosto, a veces de forma más artística y otras veces de forma más “sutil”. Es mi forma de liberarme del día a día, y pasarlo bien haciendo lo que me gusta.
Tus trabajos demuestran una gran técnica. ¿Cuánto llevas maquillando (te)? ¿Hay un estilo que defina tu maquillaje?
Siempre he dicho y diré que no soy un experto ni mucho menos, pero sí que siempre hago todo lo posible por evolucionar en mi técnica y en mis resultados. Con el maquillaje llevo, a lo mejor, desde 2009, cuando empecé a comprare mis primeras cositas. Primero me maquillaba para simplemente jugar en casa, luego ya con los festivales de fin de curso del colegio y demás cosas ya empecé a hacer otras cosas.
En cuanto a estilos, no tengo ninguno que defina mi forma de maquillarme. Si que es verdad que los maquillajes artísticos me llaman mucho la atención y siempre que puedo intento hacer algo de ese estilo. Pero también me gustan mucho los maquillajes más glamurosos y dramáticos. Intento tocar un poco de cada estilo para no estancarme y evolucionar cada vez más.
Instagram te ha dado la oportunidad de poder mostrar tus trabajos en redes. ¿Cómo ha influido en tu día a día?
Pues si te soy sincero, no ha cambiado en absoluto mi día a día. Es decir, yo sigo teniendo mi vida normal y corriente, con mis estudios, mis amigos y mi familia. Nunca me he considerado un influencer. Yo me limito a subir en redes el trabajo que hago porque es algo que me gusta y me llena, y porque quiero dar a conocer el trabajo que lleva maquillarse. Si alguna marca quiere o ha querido colaborar conmigo, ha sido gracias a las redes, pero nada más.
El maquillaje no entiende de género. ¿Por qué antes (hace un siglo) era impensable que un hombre se maquillara? ¿Dónde está el cambio?
Siempre ha existido y va a existir ese pensamiento de que el maquillaje y un hombre son dos cosas incompatibles. De hecho, hoy en día todavía existe esa mentalidad. Antes, la gente tenía otro concepto de la vida, otro concepto de lo que es el hombre como tal. Ahora, eso se ha superado. Poco a poco vamos rompiendo barreras, vamos derribando tabús, y ese es el cambio que tenemos que hacer. Hoy en día ya no es tan raro ver a chicos maquillados, dentro y fuera del colectivo LGTBQI+. Las sociedades evolucionan, a medida que la población y las mentalidades lo hacen a la par. Ya digo que siempre existirán esas mentalidades que piensan lo contrario, pero creo que poco a poco iremos derribando más y más tabús.
Además de maquillador, bailarín. Cuéntanos un poco tu experiencia en el mundo de la danza.
Pues sí, soy bailarín. Llevo ya 3 años en una compañía de danzas urbanas de Salamanca, y estoy muy muy feliz. El baile es, para mí, una parte muy importante de mi vida. Ahora mismo sin el baile no sabría qué hacer. Estaría perdido. Empecé a bailar en los festivales de fin de curso en los que empecé a maquillarme, así que mis dos hobbies nacieron a la par. Poco a poco me fui interesando más y más por la danza hasta que me apunté como alumno en una escuela de danza, y fui mejorando mis habilidades hasta que se me ofreció la increíble oportunidad de apuntarme a un casting para formar parte de una compañía de baile que compite a nivel nacional e internacional. Me apunté sin pensármelo, y hasta hoy. Seguimos dando caña con el baile.
Siguiendo la estela de las dos preguntas anteriores, el baile no entiende de género, ni de identidad sexual, raza o religión. ¿Esto ha sido siempre así?
Lo has dicho muy bien, “la danza no entiende de géneros ni sexos, ni razas ni religiones”. Pero no siempre ha sido así. Antes (y en muchas ocasiones en el presente) si eras bailarín no valías para nada, eras un caso perdido. Ahora eso ha cambiado. La danza es una forma de expresarse, de transmitir tus emociones y sentimientos a través de los movimientos de tu cuerpo. Siempre ha habido prejuicios en el baile, “los niños a fútbol y las niñas a baile”. ¿Y por qué eso tiene que ser así? Hoy en día te encuentras niños bailando voguing o haciendo battements con sus zapatillas de ballet, y niñas corriendo a por la pelota para marcar todos los goles que se propongan. Que cada uno haga lo que le hace feliz y que los demás se dejen de tantos prejuicios.
¿Cómo definirías la conexión artística entre ambas disciplinas?
Bueno para ambas cosas tienes que prepararte bien. En el mundo de los escenarios, a la hora de maquillarte tienes que preparar bien el rostro para aplicar los productos indicados para dicha ocasión. Los focos, los movimientos y la tensión de los escenarios, te hacen sudar. Eso lo sé yo y lo saben todos. Y en el baile también tienes que prepararte, tanto física como mentalmente. Son dos cosas que van de la mano, sobre todo en el mundo del baile de competición, porque quieras o no, todos los que nos subimos a un escenario a bailar usamos algún que otro producto de maquillaje.
¿Te gustaría cambiar algo de los que estás haciendo ahora?
La verdad, no. Estoy muy contento tanto con el mundo del maquillaje, que me brinda la oportunidad de compartir mi arte y poder inspirar a otros, como con el mundo del baile. Son dos cosas que son imprescindibles en mi vida y no cambiaría por nada.
¿Dónde radica la solución para la barrera aún presente en cuanto los estereotipos de género y sexo? Educación, reivindicación en redes sociales, televisión, literatura…
Tenemos que empezar a dejar de lado los estereotipos, porque no hacen más que estancarnos y no dejarnos avanzar hacia un futuro mejor para todos. En el caso de los juguetes, ya contamos con varios cambios en cuanto a este tema. Por ejemplo, en revistas de juguetes, anuncios publicitarios de televisión, en Internet… Creo que es muy importante el papel que tienen los medios y las escuelas, y más aún debería ser el de los padres. Se tiene que enseñar desde pequeño que cada uno es libre de escoger lo que quiera, como he dicho antes, de hacer lo que a uno le haga feliz.
Un mensaje a tus seguidores más jóvenes que, como tú, deseen iniciarse en cualquier disciplina artística.
No tengáis miedo de hacer lo que de verdad queréis hacer. No dudéis ni un solo segundo sobre vuestras vidas. Bailad, pintad, escribid, cantad… Pero siempre hacedlo porque es lo que os apasiona, lo que os da fuerzas para seguir adelante.
«Cuando empiezo a bailar lo olvido todo. Y… es como si desapareciera y todo mi cuerpo cambiara. Como si tuviera fuego dentro y me veo volando, como un pájaro. Siento como electricidad. Sí, como electricidad». – Billy Elliot.
Comentarios