Habían pasado cinco años de la salida del último álbum de Arizona Baby, el inconmensurable “Sonora” (Subterfuge 2018), hasta que hace unos meses irrumpió, que adecuada la palabra, “Salvation” (Subterfuge 2023) la última referencia discográfica del poderoso trio vallisoletano. Lleno de música atemporal y con unas canciones que enlazan directamente con el sonido clásico que facturan Javier Vielba, Ruben Marron y Guillermo Aragón llama la atención que toda la critica y muchos fans de siempre de la banda, hablen de que suenan a ellos mismos en el álbum. Es cierto. El sonido del trio es ya un clásico y ahora, inmersos en las presentaciones de las nuevas canciones, regresan a Salamanca para pasar este fin de semana por La Chica de Ayer…
P: Me ha llamado la tención una cosa que habéis dicho en las entrevistas de presentación de “Salvation”. Me refiero a que queríais que fuera un disco de celebración de la esencia de la banda, continuista también, pero a la vez nostálgico del pasado…
R: No diría nostálgico sino reivindicativo. Reivindicamos nuestra identidad y sonido, lo que nos hace únicos y nos diferencia de la típica banda de rock o de revival al uso. Guardamos ciertas esencias pero nos gusta ser creativos y no tener corsés demasiado apretados. Caben muchas influencias en el sonido Arizona.
P: Ese sonido tan fascinante que habéis conseguido tocando los tres en directo al grabar es a mi modesto entender una delicia. ¿Tuvisteis claro que desde el principio que queríais que fuera en La Mina el estudio sevillano con Raúl Pérez?. El currículo de lo que se ha grabado allí es impresionante, por cierto…
R: Gracias. La mitad de “Sonora”, nuestro anterior disco, se grabó en La Mina y nos gustó tanto la experiencia y el resultado que tuvimos claro que el siguiente disco se haría completamente en La Mina. Una vez más, ha sido una grata experiencia y estamos encantados con el resultado final.
P: Hablando del sonido del álbum me parece que alcanza uno de los climax en una canción tan redonda como “Nightmare in Suburbia” que además es un cañón como single…
R: Me alegra que te guste. Se trata de una canción muy típicamente arizónica, muy de nuestro rollo. Ritmo trepidante, guitarreo a tope y espíritu punk. Mucho cuidado con ese “bienestar” que nos venden a diario.
P: El otro día mirando un libro de Spaghetti Westerns inmediatamente pensé en Arizona Baby. Habéis hablado de Morricone o Ry Cooder citándolos a raíz de la salida de “Salvation” y se antoja lo mas lógico del mundo escuchando vuestra música tan cinematográfica además, y no creo que desentonaran canciones como “Ride On” en una peli de Corbucci o si me apuras de Leone. A lo que me refiero es a la atmosfera general del álbum que a mi me evocan al polvo al suelo seco y a caminos que salen en películas que se rodaban en Almería, y me parece una gozada…
R: Sí, nuestra música es muy cinematográfica. Aunque precisamente “Ride On” también podría estar en “Colors” ambientando una pelea entre pandillas callejeras… en la elaboración de ese tema nos inspiró mucho el hip hop 90s de la costa oeste… es lo bonito de esto: te inspira Ice T pero luego la canción le sienta bien a Clint Eastwood. Es todo muy subjetivo y las músicas y otros elementos artísticos desarrollan conexiones ante ti cuando tienes la mente abierta. Los elementos que comentas están, por supuesto, pero luego la portada tiene un rollo cósmico, la funda interior es como un fanzine de alguna secta apocalíptica y musicalmente manejamos códigos muy amplios. Por eso nuestros discos operan a distintos niveles y siempre puedes descubrir cosas nuevas en cada escucha. No son simples colecciones de canciones, son obras artísticas completas con muchas capas. El que se queda sólo en el rollo Western y el “Shiralee” se está perdiendo muchas cosas. Nuestros discos son para degustar sin prisa y sin distracciones.
P: Una curiosidad personal sin, a priori, nada que ver. ¿Habéis visto “Laurel Canyon”?…
R: Hemos estado en Laurel Canyon. También hay algunos libros muy interesantes sobre la escena musical y artística de la zona a finales de los 60 y primeros 70. Me parece muy interesante el libro “Weird Scenes Inside The Canyon” en el que se plantean una serie de teorías bastante fascinantes.
P: Me es imposible no preguntaros por vuestro devenir de años ya con Subterfuge (su compañía de discos). Creo que ambas partes salen ganando, cuando salió algo tan grande como “Sonora” me quedé de un aire por ejemplo, y la asociación al menos desde fuera parece funcionar muy bien…
R: Subterfuge es el Sub Pop patrio. Un sello mítico, el sello independiente español por antonomasia. Comenzó como un fanzine, con eso está todo dicho. Yo sigo el sello desde los primerísimo 90 y soy fan de muchas bandas que salieron a través del sello. También comparto horror vacui con Carlos Galán, director del sello, por eso me encanta la oficina de Subterfuge, toda llena de juguetes, discos, libros, póster… cultura basura de primerísimo nivel, todo un templo freak (en el sentido noventero). Llevamos con ellos desde 2009, también El Meister y Corizonas sacamos nuestros discos con ellos. Tanto el sello como nosotros crecimos en los 90 y eso une mucho, incluso en un mundo que a veces se olvida de lo esencial: el marketing y las modas nos venden como nueva mucha mercancía usada, hay mucho adanismo, pero en el fondo el rollo sigue siendo el mismo. Y como dice nuestro querido y admirado amigo Micky: en el rollo está la solución.
P: La gira está siendo en “esos templos musicales que son la base de todo” (que maravilla de frase que pusisteis en vuestras redes) salas de pequeño y mediano aforo, y a mi parecer es donde mejor se puede captar el espíritu de todas esas canciones…
R: Exacto, y esto conecta con lo que decía en la respuesta anterior. La verdadera experiencia gourmet 3 estrellas Michelin no es ir a un macroevento a guardar cola y ser pastoreado, sino que está en la libertad, cercanía e intensidad de una sala de conciertos. El cuidado y dedicación que se dedica a cientos es imposible extenderlo a miles. Hazte una pregunta: ¿dónde preferirías ver a tu artista favorito? ¿De cerca, sin hacer colas para todo, con cerveza buena a precio razonable y rodeado de otros fans como tú o a distancia, sin poder ir al baño porque está lejos y hay cola, con cerveza mala y carísima y rodeado de turistas y curiosos esperando a que suene el single para sacar el móvil?
P: Con un cancionero ya muy amplio y dejando a un lado que os centréis en el último disco, no se si se hace muy difícil elegir el setlist para los conciertos…
R: Cada vez es más difícil, sí, porque cada vez tenemos más canciones y nos gustan todas. El nuevo disco dura 32 minutos y tocamos entre 90 y 120 minutos. Siempre damos importancia al disco más reciente. En esta gira tocamos “Salvation” casi entero y de los demás discos sabemos que hay ciertas canciones que tenemos que tocar ya no sólo porque el público las espere, sino porque hay ciertas partes fijas del ritual. Es como en una misa: la lectura y el sermón varían cada día, pero hay una serie de himnos y protocolos que se repiten a diario sí o sí porque son parte del rito. Buscamos la catarsis musical en una unión de grupo y público. El concierto es de todos, es comunal (y turgente).
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