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EMERGENTES FESTIVAL, Toro (Zamora)

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Es imposible y es una locura. Hablo de recuperar en este año todo lo que no ha sido posible hacer en estos últimos meses, y de la cola literal de eventos musicales de todo tipo que esto ha propiciado. Un servidor ya alertó hace unos meses de la falta de personal en conciertos y pequeños festivales este pasado invierno en salas, y con la llegada del verano y las grandes citas se ha visto que es una realidad muy preocupante. Todo el desborde que hay para montar cosas en el que faltan trabajadores, sonido producción etc., cachés que casi parecen irreales y carteles con nombres muy importantes que de repente no alcanzan los objetivos, van paralelos al hecho de que se necesitan, y muy urgentemente, espectadores que llenen esos eventos más allá de algunas honrosas excepciones.

 

Hace unos años Nega de LCDM escribía un articulo demoledor titulado “El Pinchazo de la Burbuja de los Festivales” en el que básicamente venía a decir que los peces grandes se iban a comer a los pequeños y que no había solución para ello hablando del estamento festivalero patrio. Y el pasado 14 de junio se publicaba un texto  en “El  Salto” (elsaltodiario.com 14 de junio Benito Souto), obra de un trabajador del festival que, firmando con pseudónimo, titulaba “Primavera Sound y el secuestro Cultural” sobre la anulación de modelos alternativos y críticos al capitalismo de plataforma y a la precarización del sector cultural. Y esto solo por citar, las hay a manta, algunas opiniones que ya advertían.

 

A donde nos conduce esto, es difícil de decir en mi modestísima opinión. El reparto de culpas, vuelvo a decir en opinión del que suscribe, debería ser para todos igual por que todos, absolutamente todos, tenemos parte en ello, y las soluciones deberían ponerse en marcha desde ya, o corremos el peligro de que dentro de un tiempo muchos de estos eventos desaparezcan. A lo que voy es que cuando entro en el majestuoso recinto que alberga Emergentes (la plaza de toros anexa al teatro Latorre) la primera de las noches que tenía programado el festival toresano, casi me caigo de espaldas al ver la pobrísima entrada que mejoró un poco, poco, al día siguiente.

 

Y si quieren podemos discutir los nombres del cartel, como todos cuestión de gustos aunque hay cosas que no importa donde se programen son veneno para la taquilla casi siempre, pero mas allá de eso no ha lugar. El esfuerzo que ha hecho el pueblo (ciudad de la música la subtitulan, con una programación que hace sentir envidia) y la organización es muy meritorio, la cobertura de césped artificial para el publico dejando la arena debajo por ejemplo, con una apuesta evidente por la nueva escena   (incluyendo el concurso de bandas) real, y con unos vértices de grandes nombres que, ay esto, deberían haber propiciado unas entradas cuando menos mucho mas abultadas.

 

Cuando me enchufo al festival (por motivos de tiempo no alcancé el pase de Naïa que lo abría)  los punks zamoranos Vikingo están a ello ya en el escenario con una propuesta cafre y áspera que sentó de maravilla antes de lo que venía. Chaqueta de Chándal con la guitarra de Natalia Brovedanni al frente, lo mejor de la noche a mi parecer, hicieron una comparecencia densa que por momentos corrió el peligro de hacer perder el interés (ellos mismos lo dijeron sobre la duración de las canciones) mientras su Rock Espacial alargaba en demasía los temas. La psicodelia popera de Los Estanques, sin Anni B. Sweet ojo, cerraba la noche suscitando una palabra en un servidor, frio, desde que abrieron, y que no conseguí quitarme de encima a lo largo de todo el bolo por que en ningún momento fui capaz de conectar con la banda y lo que ocurría encima de las tablas.

 

El inicio del segundo día era para profesionales y héroes. Un día de julio con temperatura infernal y con casi nadie mirando lo que ocurría arriba no invitaba a los protagonistas precisamente. Pero no importó a los gallegos Copa Turbo ni a Juana, ambas propuestas venían por el concurso de artistas del festival,  que hicieron sendos pases llenos de frescura y ganas con Sexy Zebras, Foals o Biffy Clyro flotando en el caso de los primeros y el Tino Casal mas marciano, con lavadora incluida encima del escenario, en el del segundo. Lo de Miniño fue un guiño muy acertado a la escena más joven que viene. Tienen canciones y buenas ideas, estoy seguro que a mucha gente le sorprende lo de los micros enfrentados, y ya se les nota el rodaje y el engrase de tocar habitualmente. Va a ser muy interesante, y clave también, ver que deparará la banda en los próximos meses.

 

El fulgurante pase de Ultraligera hizo pensar en los 90´s con su Rock Alternativo y ciertos guiños al Post Punk y su revival de hace unos años con, además, la estrofa del día (el “He perdido mi cerebro el algún lugar de este festival”) con permiso por supuesto de Niña Polaca  que iban encajados justo después, y su celebérrimo “La Muerte de Mufasa” en lo que se convirtió en unos de los momentos del festival y en una comparecencia llena de brillantez y espectáculo. Pero si hablamos del bolo del festival hay que ir a Bala. Recuerdo ver a las dos en el 13 Monos (uno de los sitios mas importantes de conciertos de la historia de Salamanca) y en lugares mas pequeños, y verlas ahora mandando en grandes escenarios es una gozada, por que además lo merecen plenamente. Fue un pase atómico y espectacular con cover incluido de Nirvana, y con recuerdo de Anxela Baltar a su hija recién nacida, y que volvió a hacerme pensar en que Violeta Mosquera es una de las mejores baterías del país. Me salto el final con Arde Bogotá por que me retrotraigo a mi crónica de hace unos días en Salamanca.

 

Ni idea de que pasará en el futuro, hablo en general y vuelvo al principio, pero convendría revisar formas y maneras o la implosión puede ser morrocotuda.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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