Su cara era fuerte, muy fuerte, aguileña, con un puente muy marcado sobre la fina nariz y las ventanas de ella peculiarmente arqueadas y el pelo gris que le crecía escasamente alrededor de las sienes, pero profusamente en otras partes. Sus cejas eran muy espesas, casi se encontraban en el entrecejo, y con un pelo tan abundante que parecía encresparse por su misma profusión. La boca […] era fina y tenía una apariencia más bien cruel, con unos dientes blancos peculiarmente agudos; estos sobresalían sobre los labios. […] La tez era de una palidez extraordinaria. […] No pude evitar notar que sus manos eran bastante toscas, anchas y con dedos rechonchos. Cosa rara, tenían pelos en el centro de la palma.
Drácula, Bram Stoker
Esta descripción, encontrada en la novela vampírica por excelencia, hace referencia a uno de los personajes que ha pasado a la historia de la literatura y del cine de terror. Efectivamente, hablamos del conde Drácula.
¿Es pura ficción? ¿Por qué Stoker lo describió con esas características? ¿Acaso se basó en alguien para construir su apariencia?
En esta ocasión, dejando el terreno científico, un servidor va a explorar la novela de Stoker, y daremos algunas pinceladas literarias sobre esta obra.
Y para responder todas estas preguntas, tengo el inmensurable placer de hablar con el Profesor Rafael Pisot Díaz. Doctor en Filología por la Universidad de Salamanca y profesor del Instituto Cervantes de Bucarest.
Mario Rodríguez, redactor de ciencia de VDOL: ¿Cuál es la fuente, profesor, en la que se inspiró Bram Stoker a la hora de construir al personaje del Conde Drácula?
Rafael Pisot, profesor del Instituto Cervantes de Bucarest: Bueno, lo más importante es que Bram Stoker no conocía Transilvania… por lo que no tenía ninguna experiencia directa, pero utilizó dos fuentes principales: en primer lugar, se inspiró sobre todo en un texto que había sido publicado 25 años antes que se llamaba Carmilla.
Carmilla es una novela vampírica que trata sobre una condesa húngara que practica la magia negra y que empieza a reunir un poco las características que después encontraremos en Drácula: una familia de alta nobleza de porte elegante, un temperamento melancólico, trazos de erotismo, de homosexualidad, de bisexualidad, rituales con gatos negros… Insisto en que es un texto anterior, escrito 25 años antes de que él publicase Drácula. El autor de esta obra es también un irlandés, Sheridan Le Fanu, que a la sazón era el director del periódico en el que trabajaba Bram Stoker (The Dublin Evening Mail).
Lo curioso es que cuando Bram Stoker escribió Drácula, era además representante de un actor muy importante llamado Henry Irving por el que, al parecer, sentía devoción: y en este actor va a inspirarse Stoker a la hora de concebir el personaje de Drácula, con carácter tenebroso y melancólico, el pelo largo y lacio, una mirada penetrante… Este es, grosso modo, el germen de la novela.
Si, además, sitúa la acción en Transilvania es porque se inspira en un libro de viajes escrito por la escocesa Emily Gerard titulado La tierra más allá del bosque: justo lo que significa la palabra “Transilvania” en latín.
Pues bien, esta escritora estaba al corriente de un movimiento esotérico que había en Transilvania traducido al inglés como Scholomance (y conocido en rumano como Şolomanţă), que era una escuela de magia negra dirigida por el diablo y situada en dicha región.
Así que Stoker va a tener ese doble referente. Por una parte, al director del periódico en el que trabajaba, Le Fanu, autor de Carmilla, y por otra parte a Emily Gerard, que era la autora de La tierra más allá del bosque.
VDOL: Teniendo en cuenta evidentemente el carácter ficticio de la novela, ¿cuánta veracidad podemos encontrar en la obra de Stoker?
R: Bueno, la historiografía lo que piensa es que siempre hay un germen de verdad, ¿no? Por un lado, sabemos muy bien que la historia oficial la escriben los ganadores, y por otro, sabemos también lo importante que es escribir contra el enemigo, que siempre merece una leyenda negra.
En este caso, Vlad Țepeș, el Empalador, es el vaivoda (título que se daba a los soberanos de Valaquia, Moldavia y Transilvania) en el que se inspira Bram Stoker.
Sus prácticas corresponden a un comportamiento de la época porque en ese contexto histórico era normal que hubiera torturas y ejecuciones públicas. Lo peculiar del caso es, ciertamente, ese nivel de sadismo en busca de la agonía lenta de las víctimas, pero es muy importante entender que una gran parte de esta propaganda negativa fue escrita por los enemigos, especialmente por los colonos sajones que vivían en Transilvania y que se vieron diezmados por la acción de Vlad Țepeș y por las guerras intestinas del momento.
A esta leyenda negra contribuyó igualmente un aspecto muy importante: la invención de la imprenta, que surge hacia 1440 y que, inevitablemente, contribuyó a la difusión de tales eventos.
VDOL: Y adentrándonos aún más en la figura de Vlad Țepeș, ¿quién era realmente este vaivoda de Valaquia y cuál era el contexto histórico de la época?
R: Bueno, lo más importante es entender que en aquella época, en toda la zona balcánica, se rendía vasallaje al Imperio otomano. Si ves mapas de la época puedes observar que dicho imperio llegaba prácticamente hasta Viena, que fue sitiada, por lo que contaba con una extensión enorme. No se hablaba de Bulgaria, no se hablaba de Serbia, se hablaba de pequeños principados.
En la historia se usa la palabra voivoda (o vaivoda) para entender que es un príncipe «autorizado» por el Imperio Otomano. Este, a través de los vaivodas, controlaba los puertos y las relaciones comerciales, los impuestos, los cargos públicos y, no en último lugar, aseguraba su presencia militar en la zona.
Además, era una época muy convulsa, repleta de guerras. Tanto es así, que se emplea el sintagma “guerras de frontera” para definir esta especie de contienda en la que tenían mucho peso todas las políticas de alianzas entre estos príncipes feudales.
Y en este sentido, Vlad Țepeș acabó convirtiéndose en una especie de símbolo contra el Imperio otomano. Es una lectura propagandística: un defensor de la fe cristiana que incluso llegó a casarse con una princesa católica para reforzar sus vínculos con Hungría…
VDOL: Y luego esta lo llamativo de su apodo: “el Empalador”. ¿Por qué se le puso ese sobrenombre? ¿Qué hay de mito y qué de realidad?
R: Por lo general, estas técnicas parecían ya existir en Asiria. Lo que es característico en la figura de Vlad Țepeș es el nivel de sadismo.
Repito, puede haber comentarios un poco tendenciosos y hay pueblos que fueron hostigados por su dominio. Sin embargo, sí que es cierto que eran métodos implacables y sanguinarios, conducentes especialmente a prolongar la agonía de las víctimas.
El sobrenombre de “empalador” tiene que ver con alguna de estas historias, leyendas que circulan. Cuentan, por ejemplo, que llegó a talar un bosque, que cortó 20.000 árboles para hacer empalar a 20.000 personas, algunos prisioneros, otros lugareños de los pueblos que asediaba. Se trataba de gobernar a través del terror o de implantarlo como ejemplaridad para que los pueblos vecinos supieran cómo se las gasta.
Hay también leyendas menos sanguinarias como la que cuenta que dejó una copa de oro enfrente de su palacio, en el brocal de un pozo, y durante muchísimos años nadie se atrevió a robarla justo por miedo al castigo.
Y también hay historias curiosas y trágicas. Según una de ellas, tres emisarios turcos no quisieron descubrirse ante él. ¿La consecuencia de tal afrenta? Mandó que les clavaran los turbantes en la cabeza.
En definitiva, se trataba de gobernar a través del terror.
VDOL: Y hoy en día, ¿cuál es la percepción para los habitantes de Rumanía acerca del mito y después historia del conde Drácula?
R: Piensa que Bram Stoker era irlandés, que no conoció a Transilvania y que Drácula es un personaje de ficción, así que en Rumanía no goza de una excesiva simpatía. No hay nada de lo que enorgullecerse. Lo cierto es que podría ser un buen reclamo turístico, una especie de imán para atraer a mucha gente: una vez que han pisado Rumanía y han visto algún castillo de la época o algo relacionado con el mito, pues les puedes organizar rutas alternativas para que descubran la belleza del país.
VDOL: Esto sería la entrevista. Muchísimas gracias profesor por atendernos, de verdad. Es un auténtico placer.
R: Gracias a vosotros por la entrevista y por los artículos tan interesantes que escribes.
Solamente quisiera insistir en algo que hemos comentado antes. Cuando analizamos los antecedentes de Drácula, son evidentes los saltos temporales que existen desde que se publica la novela en 1897. Para empezar, Bram Stoker se remonta a una obra, Carmilla, ambientada tres siglos atrás, en 1560, pero es que el salto temporal es aún mayor hasta la época de Vlad Țepeș, que nació en 1431.
Es una recuperación de dos mitos muy alejados en el tiempo y no hay que perder de vista en qué estadio se hallaba la ciencia en estos tres momentos históricos.
Referencias utilizadas:
Bram Stoker (1987): Drácula
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