Es un acierto en mi opinión, como Sticky M.A. parece haber sabido mantenerse a lo largo de toda su carrera a una distancia prudencialmente segura de los márgenes y derivas del estilo huyendo de ellas (como por ejemplo lo que muy acertadamente llamó Ernesto Castro en su libro “El Trap” la memetización de ciertos artistas convertidos directamente en memes, o como el dar mas importancia a las declaraciones a la prensa o las redes, que a la música en si) y llevándola hacia derroteros muy serios apoyado solo en su trabajo –nombrar aquí a Steve Lean es lo mas obvio, cuando ya no estuvo no pasó nada, al contrario- y en creer sin reservas en lo que hace.
Garante de una vida en activo tan difícil de clasificar como solida y reivindicable, que lo hace una rara avis en una escena que aun admitiendo que ya daba ciertos síntomas de agotamiento a los cinco minutos de haber empezado está, como todas las demás escenas, poblada de cosas buenas, cosas malas y cosas directamente abyectas. Contando además con un cancionero muy amplio en el que se alternan electrónica de vanguardia y la música de videojuegos con la experimentación que el ha llevado al Trap e incluso, esto es curioso, cierta psicodelia aplicada al viejo ADN del Rap, ha tenido que ser su intachable carrera en solitario y no su militancia en el supergrupo de la Urbana por excelencia, me refiero a Agorazein, la que lo ha conducido al éxito masivo.
De ahí que nadie en su sano juicio debiera extrañarse del doble soldout que hizo en minutos para los sendos pases que llegaban a un Camelot hasta la bandera, y aun así muy cómodo, y que formaban parte de la gira de presentación de “Las pegajosas aventuras de Sticky MA pt.II, LMDS” su ultimo álbum. Con la eterna, y segura, compañía atrás del gran Royce Rolo ejerciendo de mucho mas que de DJ o corista dándole todo el espacio que quiere, fueron dos comparecencias idénticas de poderío en el escenario, frente a unas audiencias tan jóvenes como heterogéneas –que no se ven en conciertos de otros nombres de la escena- y distintas de una a otra noche ganando la segunda por goleada siendo mucho mas activa y metida en el bolo, que cantaron y bailaron a pulmón desde que abrió con “0´s” ambas, y se apoyó en una escenografía sobria mas allá de unas pocas proyecciones y las luces.
El fraseo chicloso, y pegajoso, que se adhiere al instante marca de la casa, presidió su tiempo en escena y el listado de temas fue sin duda un sueño de cualquier diehard fan del hombre que se precie , aunque bien es cierto que el ultimo álbum mandó por razones obvias desde que al principio enseñó esa delicia que es “QBSMD”, y después recorrió casi toda su obra. Tuvo toda la lógica como incluyó los temas mas recientes, “La Maldición de Stickson” “Shampoo” “Casper” o la enorme “Ki Infinito” que a ratos parecía una canción de algún grupo paralelo de los tíos de A.F.I. entre todo el material mas esperado desde “Tom Ford” a “TKM” pasando por “Normal” o “Solo” en un tiempo en escena mas que suficiente, una hora y poco descontando el calentamiento que Rolo hizo cada noche antes de salir el protagonista.
Pero fue con las tremendas partes finales de los dos conciertos, las mas espectaculares, y con la artillería mas pesada: “Guts&Griffith” con Rojuu casi presente, “Sol” y “Ending (mágico)” antes del brutal cierre con “Diablo” cantándolo abajo entre la gente, y el cierre a ritmo de una rave con el remix del tema y Yung Beef sonando cuando desató bien la grandeza de los pases.
Inolvidables.
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