Hace miles de años Domingo Sánchez Blanco el artista, plástico y visual nunca mejor dicho, trajo a una de las tertulias de su espacio de Arte contemporáneo, me refiero a El Gallo, a Olvido Gara. Casi no recuerdo nada de lo que hablaron aquella noche, yo era un crio, o de quien la presentó.
Pero no he olvidado una pregunta que, agárrense, le hice yo.
Verán, la cosa es que sabía que era fan de Anthrax la tremebunda banda de thrash metal de Nueva York y la interpelé acerca del nuevo álbum que acababan de sacar. Me dijo que no lo había oído aún, ahí lo tienen uno a cero a favor del paleto, pero que lo haría pronto por que le gustaban mucho.
Hoy cuando entro en la plaza me acuerdo de aquello. Por cierto hasta la bandera y cerrada en muchos momentos del bolo. Sobra que explique las ganas de ferias que hay.
No tengo una opinión formada de Mario Vaquerizo, lo reconozco. Es cierto que me duele el alma cada vez que alguien menciona a Eduardo Benavente y a Parálisis Permanente cerca de Nancys Rubias, pero nunca le he dado mayor importancia al grupo mas allá del capricho de un personaje poderoso de la farándula. Es un pasatiempo divertido y petardo que ha hecho del play-back, no lo digo yo sino ellos, y la pose un arte. Punto. Pero voy con el animo por las nubes para que el protagonista, su hermana (su pareja y técnico de Fangoria es un dibujante de comics buenísimo) Balanzategui y Juan Pedro del Moral me hagan cambiar de opinión.
Pues bien, mentiría si no dijera que fue divertido verlos. Desde que abren con la adaptación del “Chain Reaction” de Diana Ross al final con “Sa acabó” no pude tomármelos en serio ni un minuto es cierto, pero animaron, bailaron y el poquísimo tiempo que ofertaron, aún así hicieron trece temas (“Peluquitas” el “Pedro” de la Carrá “Call me” etc.)contagiaron alegría y fiesta.
Lo ideal para una noche de ferias.
“Te perdonan ser todo lo que quieras ser, pero viejo no”. La frase es de Nacho Canut en una entrevista en El País de hace años, y se me antoja muy acertada. Los sesenta y seis que gasta el, mas los sesenta de Alaska podrían suponer un problema para alguien que sea, pongamos, tonto. Cuando estos se suben al escenario de la plaza, lo dejan claro. La lista de canciones, los cambios, los bailes el atinado uso de la Electrónica y el Pop, y el convertir la plaza en una discoteca, de las de antes ojo, fue un must para la parroquia que lo disfrutó y mucho. Y aunque es cierto que siendo justos el bolo adoleció de algunos tramos un poco lineales que podían hacerlo naufragar, lo suplieron con proyecciones, los pregrabados, y el grupo de baile que estuvo muy acertado.
Misión cumplida sin duda.
Antes de todo esto me enchufaba al Nebrija para ver por primera vez a la Silver Route Blues Band. Me salto lo de las versiones que no es para el que suscribe. Pero si les diré que en mi modesta opinión la slide que abre y preside “Dusty Road To The Blues”, el único tema propio que pude ver por líos de tiempo, borra de un plumazo las revisiones que habían hecho antes con el buen hacer que tiene luego la canción. A eso fui, lo otro no me interesa en lo mas mínimo por que ya pude comprobar que son buenos en lo suyo, y ese tiempo empleado en covers, debería ser para propias. Para octubre me contaron que van a por el disco.
Mañana hago fiesta. No podré contarles, tampoco sabría seamos claros, vencido por…¡¡¡¡una boda!!!!.
Vivir para ver, por Dios.
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