El uso del teléfono móvil en la actualidad es continuo para la mayoría de las personas. Este aumento de uso hace que también aumente en la misma proporción el número de accidentes asociados a los mismos, con resultados muy diversos para los dispositivos, como roturas de pantalla, fallos de funcionamiento, piezas que no encajan, etc. Una de las primeras soluciones a este problema era la de cambiar de terminal, pero con el incremento de los precios en telefonía, no todo el mundo puede permitirse la inversión que supone comprar un nuevo dispositivo cuando el anterior se estropea.
Por eso, las reparaciones de teléfonos móviles están a la orden del día. El problema es que esto también ha generado la aparición de un mayor número de negocios dedicados a dar soporte técnico, aunque no todos ofrecen las garantías necesarias para el producto ni para el consumidor
Por otro lado, las empresas que no cuenten con profesionales cualificados y con conocimientos adecuados en electrónica, no pueden garantizar un servicio adecuado, igual que aquellas que aseguran poder llevar a cabo cualquier reparación incluso antes de verla.
¿En qué casos se recomienda reparar un teléfono móvil?
En caso de que la reparación del teléfono móvil esté cubierta por el seguro o por la garantía, entonces no cabe duda que la mejor solución será repararlo. Estos supuestos solo funcionan en determinadas averías, por lo que hay que asegurarse muy bien del tipo de accidente o de defecto que ha sufrido el dispositivo antes de tratar de reclamar la garantía o el seguro. Por lo general, se harán cargo de defectos de fábrica del aparato, pero en caso de accidente es más complicado que respondan.
También es recomendable reparar el dispositivo si el coste de la reparación no es excesivamente elevado. Para ello, se aconseja pedir un presupuesto a la empresa de reparaciones antes de tomar la decisión de arreglarlo. Las averías menores requieren reparaciones menores que siempre van a compensar económicamente y que van a estar muy alejadas de la compra de un nuevo terminal, como por ejemplo la rotura de la pantalla, pero en algunas ocasiones el defecto es muy profundo y su reparación podría acercarse al precio de un teléfono nuevo.
Además de la rotura de pantalla, las averías más habituales que se pueden reparar en un teléfono móvil tienen que ver con desperfectos en la batería, con lentitud en el funcionamiento del dispositivo, con fallos de almacenamiento, etc. En todos estos casos, una reparación puede ser una solución satisfactoria, pero lo más conveniente es siempre acudir a un lugar de confianza para conocer las opciones de primera mano y escoger la más adecuada para cada dispositivo.
Lo que nunca se recomienda es acudir a espacios que ofrecen precios muy ajustados por las reparaciones, porque con toda probabilidad el problema no estará solucionado y volverá a presentarse en poco tiempo, de modo que la falsa sensación de ahorro inicial desaparecerá y aumentará exponencialmente. Una inversión adecuada para reparar el teléfono móvil es básica para garantizar que el dispositivo tenga una vida larga y útil.
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