No sirve que busquen en ninguna otra parte. No hay apariciones mas extrañas que las que se dan en el mundo de la música. De repente por lo que sea, un artista o un grupo emerge como el nuevo acto favorito de todo el mundo, y no se puede explicar por que. Solo con eso se podría llegar a intentar comprender casos como el de Alcalá Norte y el soldout asfixiante que protagonizaron en el Potem en el estreno de la nueva temporada de conciertos en salas, uno más del montón de los que están haciendo en toda su gira, y el hecho de que estén en boca de todo el mundo como the next big thing.
Y de acuerdo que hay motivos de sobra para congratularnos, han sacado un álbum que es una gema llena de canciones y letras inolvidables, pero no deja de ser paradójico y esperanzador, que hayan logrado poner de acuerdo (el que suscribe vio a gente que probablemente hacia años que no pisaban un bolo) a las generaciones mas añejas con las mas jóvenes, prácticamente de un día para otro, partiendo desde el bendito underground y dando un puñetazo encima de la mesa en la forma de ese ilusionante primer disco. Los nombres que flotan encima de lo que hacen, de lo mas evidente con The Cure a lo mas lejano para gente tan joven como Parálisis Permanente (¿qué haría esta banda con pongamos “Autosuficiencia”?) o Décima Victima, los sitúan con la actual corriente de Pop oscuro que enarbolan los nombres (el mas obvio es su colega Marcos y su banda Depresión Sonora pero también La Plata por ejemplo) que queramos buscar, pero ninguno, ojo a esto, ninguno, ha tenido la repercusión y la llegada brutal al publico que ellos.
Partiendo de ahí el pase fue estupendo desde que apareció Jaime Barbosa el batería y abrieron con “Los Muchachos” y desplegaron todo el álbum si el que suscribe no contó mal. La gente cantó, bailó ( o hizo lo que pudo en una olla brutal que dejaba sin respiración) y la banda estuvo inmensa en un tiempo en escena al que solo se puede reprochar los inexplicables parones (¿…?) entre temas que no venían a cuento, y que bajaban notablemente el ritmo del concierto. Parecía claro que iban a dejar “La Vida Cañón” para cerrar, pero antes no nos privaron de ver ese must que es “La Calle Elfo”, a Robert Smith sonriendo orgulloso mientras hacían “No Llores, Dr. G” (que bien estuvo Laura De Diego al teclado) o la estupenda traslación de “Superman”, el recuerdo a la banda anterior del bajista Pablo Prieto (Guarrerias Preciados) con “Barbacoa en el Cementerio” y la revisión libre del “Cosquilleo” de La Paloma en la forma de “El rey de los Judíos”.
Si algún día vienen a tocar a la plaza ya verán como se acordarán (como Love Of Lesbian, como Sexy Zebras o como un millón mas) de este bolo, y lo citaran.
Grandes.
Fotos. Víctor Iglesias
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