Una obviedad curricular, si me permiten, para empezar: un servidor lleva desde que recuerda peleándose por la escena musical de esta ciudad.
Cada vez que alguien me preguntaba si de veras era para tanto, se me descolocaba el chi. El mantra que me repetía en loop, “¿cómo puede ser que no lo vean?”, sigue siendo hoy tan valido como entonces.
Y dejando a un lado la pena y el malestar que inspira el hecho de que la mayoría del publico se pierda la brillantez y calidad de nuestros artistas, es una autentica tragedia que muchos grandes músicos no lleguen a cotas más altas por esa especie de miedo y extraño rechazo a lo de aquí que parece que generan/generamos todos los que nos movemos en esa escena. Madre mía si yo les contara los bolazos que he visto y la cantidad de grupos, solistas y músicos que han formado parte de ella, y que, por desgracia, han tenido que sucumbir del empeño.
Gente maravillosa con un talento desbordante, con mejor o peor suerte esa es otra discusión, que ha visto truncadas sus ilusiones por el olvido, por la dejadez, o por la frialdad con la que se les ha acogido en una ciudad, ay, que como comentaba no parecía tener interés en ellos. El que suscribe se ha dejado la juventud, y casi toda la pasta ya de paso, en montar festis, programas de radio, presentaciones y qué se yo para intentar darle la vuelta a esta situación y que el gran publico viera lo que nosotros veíamos casi a diario: que se merecían que nadie les menospreciase. Punto.
Nada de mierdas de amiguismos ni condescendencia, nada de sentir complejos estúpidos y, por supuesto, nada de auto indulgencia. Simplemente los hay tan buenos o mejores como cualquiera que encumbramos y que, esto es curioso, venga de fuera.
Cuando me aúpo a la sillería de la Sala B (repito por enésima vez: los conciertos son espacios seguros y absolutamente controlados con todas las medidas sanitarias vigentes) me congratulo del sold-out, ojalá continuemos igual cuando volvamos a las viejas formas, que ha conseguido el lio. Con una participación altísima, más de 20 artistas me cuentan, y unos premios merecedores de todo el respeto, no envidié el papelón del jurado (menuda toalla amigos, con ese nivel) al tener que, junto con los votos del publico, elegir ganador. Pero si he de serles sincero a mi no me importa tanto el resultado, como los detalles que vimos.
Una muestra:
Los incombustibles y súper profesionales Fatima y Chefo, ojo ya llevan casi diez años con Godaiva, haciendo en acústico los nuevos temas, los que formarán su quinto disco ya, “Lluvia”, “No Quiero Estar Sin Ti” y en especial la emocionante y sentida “Se Que Estás Conmigo”, aunando el trabajo inmenso de una de las voces de la escena con el hombre orquesta total (de arreglista a productor pasando por compositor y multi instrumentista).
La madurez de Fran García y sus Aira que empezaron como Foo Fighters (con “La X en el Mapa”) recordaron a Lex Makoto con su revisión de “Ave Fenix”, sonaron como Rage Against The Machine cuando Neo empieza a volar al final de Matrix en “Palos y Astillas” y lo más increíble para un servidor se pulieron a Refused (jamás lo habría imaginado amigos) y su riff en el celebérrimo “New Noise” en el mejor tema de su pase para el que suscribe, me refiero a un “Se un Hombre” inmenso. ¿Y a santo de qué ese set-list?, ni asomo de “Cuando Todo Empiece a Arder” o la estupenda “Lo Que Sobrevivió en el Incendio” por ejemplo. Increíble. Pero es que ya se les vio cuando pasaron por las ferias de este año.
Que bien pinta lo de Saltinvanquis. Ya lo dije en su momento hace unos meses cuando, en este mismo recinto, hicieron una presentación por todo lo alto. Los dos tipos, Manu Corrales y Bruno Pino se han rodeado de una banda inmensa y han creado unas canciones, “Labrando el Camino”, “Frio”, “Rosa de los Vientos” y me noquea de nuevo “Amar Hasta Doler” que para el que firma es uno de los temas del año en la escena, que deberían servirles para llamar a la puerta en un estilo que camina paralelo en el ideario con la música urbana en aceptación y éxito y, ya me lo dirán, cada vez va a más.
Y eso son solo unas pocas cosas de una noche que dio para mucho, créanme, y que debería servir para dar un toque de atención, el enésimo en mi caso, a quien cometa la torpeza y la estupidez de ignorar lo que está ocurriendo en la música de esta ciudad desde hace años.
Foto: Irene de Anta
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