Por Dicen los expertos (¿…?) que uno de los puntales de la resurrección del Punk en los últimos tiempos en el Reino Unido ha venido de la mano del incipiente movimiento que se ha creado a través de la lucha de bandas como Idles o Fontaines D.C.
Promulgan estos el cambio social “a través del amor y la solidaridad”, dejando a un lado el nihilismo y el caos (sic, articulo de José Fajardo para “El Mundo” del día 12 de septiembre) de los tiempos en que empezó todo. Un servidor ya se preguntaba en su texto sobre el paso de nuestros Bicho Pal Monte por los conciertos de las Ferias 2020, si las viejas formas del estilo tenían cabida en estos tiempos, ay, con la que está cayendo y con el cambio profundo de sentir y de gustos de la clientela más importante del movimiento, me refiero a la gente joven por supuesto, a la que el estilo, salvo honrosas excepciones, está intrínsecamente unido. La respuesta llegó unas horas antes (me niego a mencionarlo aquí). Así que sí. Por lo menos el espíritu de contracorriente y contestatario permanece.
De todo aquello un servidor se queda con la pléyade de gente increíble haciendo multitud de cosas a través de colectivos, les recomiendo que no se pierdan lo que andan montando los de Dequarantize-me con conciertos en streaming, de agrupaciones o de movimientos pequeños pero muy activos que, en mi opinión, han cambiado las maneras del estilo profunda y afortunadamente y además la nueva hornada de artistas tienen otras miras. Y si me permiten asomar una lagrima no hará falta glosar aquí lo que perdimos en la ciudad con el cierre del 13 Monos.
Por eso mi curiosidad, y cierto entusiasmo lo admito, para cuando me enchufo a la Sala B para encontrarme de nuevo con Gautxori que, faltaría mas, agotaban el papel en su estreno en los conciertos de la nueva normalidad. Y eso haciendo el bolo en medio de uno de los puentes más turísticos de la última parte del año (de acuerdo que no ha lugar ahora, pero es cierto que mucha gente había salido).
Me vuelvo a reafirmar en lo dicho en mis artículos de los últimos tiempos: ir a conciertos es una actividad segura y absolutamente controlada en cuestión de medidas sanitarias. Desde que entras al sitio, el viernes habíamos pasado por lo mismo para ver a Los Chamachos, todo está preparado para que se desarrolle con todas garantías (temperaturas, gel, acomodadores, entradas nominales con sillas separadas etc.) y trasmite tranquilidad.
Los últimos movimientos de la banda, el video-clip de “Vas a Palmar”, las mezclas y el trabajo con Samuel Barranco y, ojo a este hombre en estas lides que ya me lo dirán en el futuro, Jimbo Destroy y el estreno de la nueva formación, con la entrada de una nueva guitarra a cargo de Dani Alfonso y nuevo bajista Alejandro Fernández , marcaban la actualidad del grupo, y desde que salen al escenario rezuman ganas y ambición viéndose claramente el cambio brutal que el grupo ha dado.
Y bien entendido que no solo me refiero al hecho de que Oscar González ya solo se ocupe de la voz, es chocante verle libre de la guitarra al principio pero luego es muy liberador, ni al claro acercamiento al espectro más metalero en el nuevo rebozado de las canciones (la Jackson de Julio Mendizábal parecía sacada de los tipos de Megadeth, por no hablar del trabajo que hizo durante toda la noche con solos realmente brillantes como en “La Geometría De La Frenología” y no olviden el pasado de Alfonso militando en Pharmakon), hablo también de una banda mas profesional y seria. Y no me hace falta más que ver lo más brillante de la noche a mi entender, el estreno de la nueva “Salamanca No Es España” probablemente uno de los mejores temas que hayan hecho, para verlo claro. Los detalles, la brutal batería de Edu Hernández en “Vas a Palmar”, el estribillo de “CEOE”, el inicio sorprendente con “Polistunning”, o ese clásico que es “Nos Manifestaremos” que pasado por la nueva formación parecía un tema de Metallica o algo así, quedan eclipsados por la noticia.
Han vuelto para mejor.
Comentarios