Cuando hablamos de viajes de ensueño, muchas veces pensamos en ir a los polos para conocer el fenómeno de las auroras polares. Ahora bien, ¿qué son? ¿Cómo se producen? ¿Dónde y cuándo podemos verlas?

De acuerdo con la clasificación de los meteoros propuesta por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), se definen las auroras polares como “Fenómenos luminosos de la alta atmósfera que aparecen en forma de arcos, de bandas, de colgaduras o de cortinas”.

Para explicar cómo se produce este evento, en primer lugar vamos a hablar del campo magnético terrestre y su relación con las radiaciones solares.

¿Qué es el campo geomagnético?

La Tierra (como saben aquellas personas que han cogido alguna vez una brújula y han visto cómo se mueve la aguja) posee un campo magnético que se extiende desde el interior de nuestro planeta hasta el espacio. El hierro líquido del núcleo externo al estar sometido a condiciones extremas de presión y temperatura, conlleva que se produzcan corrientes de convección. Estas, generan corrientes eléctricas e inmediatamente, se crean campos magnéticos. En los polos, la intensidad del magnetismo es mayor y en el ecuador es muy pequeña.

¿Cómo se producen las auroras polares?

El campo geomagnético varía regularmente cada día produciendo leves desviaciones observables por ejemplo, en la dirección de la aguja de una brújula. Además, pueden ocasionarse perturbaciones de este campo magnético denominadas tormentas geomagnéticas.

El Sol está constantemente expulsando partículas que no representan problema alguno para nosotros ya que la magnetosfera las desvía y evita que penetren por la atmósfera. No obstante, hay ocasiones en las que la emisión de partículas desde el Sol es tan fuerte que algunas consiguen entrar por las zonas próximas a los polos magnéticos e interaccionar con los gases de las capas más externas de la atmósfera: son las auroras polares.

¿Por qué presentan esos colores?

Precisamente la interacción anteriormente comentada entre las partículas solares y los gases de nuestra atmósfera (Oxígeno, Nitrógeno…) es la encargada del color de las auroras. Por ejemplo, la excitación del oxígeno origina un color verduzco-amarillento, y la del Nitrógeno ocasiona colores azules (e incluso, en raras ocasiones, rojos).

¿Dónde podemos verlas?

Aunque sean más comunes y aparezcan con mayor frecuencia las auroras boreales (hemisferio Norte), también pueden darse en el hemisferio Sur las denominadas auroras australes.

La mejor región para verlas no se encuentra en el Polo Norte, sino en el Círculo Polar Ártico, ya que, como explicamos antes, la magnetosfera tiende a desviar las partículas evitando así que penetren por la atmósfera y por eso, de ahí que sea mejor verlas en esa zona.

¿Pueden darse auroras en latitudes no polares?

Sí, y hay casos documentados de avistamientos de auroras en regiones de bajas latitudes. Un ejemplo fue el denominado “Evento Carrington”.

En el año 1859, a consecuencia de una gran llamarada solar, se produjo la tormenta geomagnética más potente jamás registrada, produciendo auroras en gran parte de América y Europa. En España, la prensa en aquel momento recogía con gran misterio e incertidumbre el fenómeno de la época: http://www.ign.es/web/resources/geomagnetismo/tormentas/PrensaEventoCarrington.pdf

¿Sólo existen auroras en el planeta Tierra?

No, de hecho se han producido auroras en otros planetas de nuestro Sistema Solar como Júpiter o Saturno.

[En la foto se observan auroras de rayos X en Júpiter. Imagen captada por el Telescopio Espacial Hubble y el Observatorio de Rayos X Chandra, de la NASA. Fuente: NASA]

Bibliografía: Instituto Geológico Nacional, AEMET, NASA.

Mario Rodríguez
Mi pasión, la música. Mi vida, la ciencia. "No hay pregunta en el mundo cuya respuesta no se pueda expresar bajo el objetivo de la Ciencia".

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