Eurovisión, el del 2019, uno de los últimos años más mediático y con más pretensión de recuperar éxitos cosechados en otras épocas.
No soy mucho de apuestas aunque sí de plantear quiénes son, en mi opinión los que se sitúan como favoritos. Un año que no hay un claro favorito, sino que son varias las interpretaciones que podrían conseguir el micrófono soñado. Más de 200 millones de personas esperando al ganador o ganadora de este 2019. ¿Será un año de sorpresas?. Quedan pocas horas para conocerlo. En los primeros puestos estarán seguro países como Rusia, Suecia, Italia, Azerbaiyán, aunque mis ganas de ver algo fuera de lo común pondría en el top 5 a Islandia y no a Países Bajos que es el que, haciendo referencia a las casas de apuestas los sitúan en primera posición. Y ¿qué pasa con una de las interpretaciones con más ritmo y más promocionada, Noruega?.
Tras las dos semifinales, que se ha hecho una purga eliminando algunos países que por la excentricidad, poca garra u otros motivos han quedado fuera de la posibilidad de estar entre los 26 países posibles de llegar a la cumbre. En poco sabremos si las apuestas ganan, ganan las tendencias, o aquellos países que se han sabido ganar a diferentes públicos en su fase de promoción.
Si esperamos tendencia de balada tendrán razón los de las puestas y la canción “Arcade” de Holanda sería la ganadora o la rusa “Scream” muy diferente a lo habitual, y podría, por qué no, ganar el micrófono, si no mezclamos la política en estas historias eurovisivas, como ya ha pasado en otras ediciones. Y si pensamos en algo bailable, bien producida y muy pegadiza nos tenemos que acercar a Suiza. Aunque si pensamos en un clásico para ser el triunfador no me puedo olvidar del sueco, en primer lugar porque la pieza musical lo merece, el intérprete tiene mucho potencial y el país es uno de los que, año tras año, se lo toman más en serio este festival. Los que somos “eurofanáticos” nos encantaría que España tomara ejemplo de este país, por lo que invierte y mueve este festival y a los que nos gusta la música, encima una buena pieza musical, con un coro góspel que nos lleva a sus pretensiones. Por último, en estas cuatro palabras no puedo no hacer referencia a la canción del dinero “Soldi” de Italia, una canción tratando un tema de actualidad y cantado, nada menos que por una persona de ascendencia egipcia. Aunque si queremos una edición de provocación y que no deja indiferente a nadie, no podemos olvidarnos de la canción islandesa con la apuesta más rebelde y agresiva así como la pieza bien ejecutada de Francia, con toda la controversia que generó en un primer momento, incluso planteándose no permitir su representatividad en este festival.
Y para poner la guinda, todos los fans de Madonna estaremos muy atentos a su granito de arena en la final de este sábado, cuantificado en poco más o menos de un millón de dólares. Qué forma más llamativa y “económica” de llevar a la cumbre el festival de Eurovisión que durante los últimos años ha tenido los momentos menos gloriosos y que, por algún motivo, se quiere recuperar.
Opiniones, reflexiones, apuestas, intenciones, que se desvelarán el próximo 18 de mayo en una Tel Aviv como nunca, dando un giro a Eurovisión poniendo la modernidad, la crítica social, la tolerancia en el mapamundi.
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