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OBK Regresa a Salamanca: Una Noche de Electrónica y Nostalgia

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Tras más de un año de espera, Salamanca se prepara para recibir de nuevo a OBK, el icónico grupo que ha sido un pilar de la música electrónica en español desde 1991. En enero de 2024, su última actuación dejó huella, y el 4 de abril de 2025, el Palacio de Congresos se ilumina una vez más con sus melodías que evocan recuerdos y emociones profundas.

A pesar de que en 2012 Jordi Sánchez continuó el legado en solitario, OBK ha mantenido viva su esencia, resonando con canciones que se han convertido en clásicos del pop electrónico en España. La noche promete ser mágica, y aunque el recinto no está completamente lleno, la energía de los fans es palpable, listos para revivir los himnos que marcaron toda una época.

A las 21:35, los altavoces comienzan a vibrar con la poderosa música de Madonna, creando una atmósfera electrizante mientras el público se prepara para el espectáculo. Las letras luminosas de OBK brillan en el fondo, anticipando el momento que todos han estado esperando. De repente, la sala se sumerge en la oscuridad y suena “Walking in My Shoes” de Depeche Mode, un guiño a los clásicos que muchos reconocen al instante.

A las 21:45, el espectáculo comienza con fuerza. “Tú sigue así” resuena en el aire, y Jordi, con su carisma inigualable, nos levanta de los asientos. La sala estalla en un mar de voces que corean con fervor, mientras la voz de Jordi, cargada de emoción, se entrelaza con el sonido electrónico característico del grupo. Este es solo el inicio de un viaje musical que nos llevará a través de su rica discografía.

Los momentos románticos y de pura energía se suceden: “No quiero ser así, mi vida cambiaré…”, “Quiéreme otra vez” iluminan la sala con un tono rojo vibrante. La guitarra de Mario Cea brilla en “Mi resignación”, y el público estalla en vítores al reconocer las primeras notas de “De qué me sirve llorar”. Las luces de los móviles se alzan al ritmo de “Falsa Moral”, creando una conexión mágica entre el escenario y la audiencia.

La atmósfera se vuelve más íntima con “La princesa de mis sueños”, donde los gritos, cánticos y aplausos llenan el aire. “Guías mi razón, simplemente con tu voz…” nos invita a saltar y acercarnos al escenario, deseando que cada nota nos lleve más cerca de la experiencia que tanto anhelamos. Jordi, siempre atento, nos anima a levantar las manos con “Promise”, y la energía sigue fluyendo con “Lucifer” y “El cielo no entiende”, que nos preparan para el clímax del concierto.

El clamor de “otra… otra… otra” resuena en la sala, y el bis llega como un regalo. “Yo no me escondo” es solo el comienzo de una despedida que nos deja con ganas de más. Con presentaciones de los técnicos de sonido, luces, manager, personal del Palacio, y de ellos mismos, Sergi Pérez a los teclados, que para los que no lo sepan procede de otra banda española, Santuario, y la guitarra tocada por las manos de Mario Cea, que además de ser un extraordinario guitarrista, es uno de los fotógrafos profesionales de naturaleza especializado más relevante. La noche culmina en una explosión de energía con una versión combinada de “Personal Jesus” y “I Feel You” de Depeche Mode.

Finalmente, “Historias de Amor” cierra esta noche mágica, dejando caer confeti sobre el público y llenando el aire de promesas de un regreso inminente.

No queríamos abandonar la sala sin saludar a los músicos y a Jordi, sonando de fondo The Cure, nos saludan dándonos la mano a todos los que nos acercamos al escenario, así como tuvo la gentileza de hacerse fotos, un detalle poco visto a otros artistas. La conexión entre Jordi y sus fans es palpable; él se toma el tiempo para saludar y fotografiarse con quienes se lo piden. Salamanca es de nuevo testigo de una noche inolvidable, donde pasado y un presente se mezclan para que en nuestras retinas quede esta experiencia.

Gonzalo Grande

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