Crónicas

MARKY RAMONE´S BLITZKRIEG POTEMKIM, SALAMANCA

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Una suerte de prologo antes de meterme en harina.

 

En el año 2019 en un evento promocional de la serie documental “Punk” en el que estaban invitadas un montón de estrellas de la música de relumbrón, hubo un momento incomodo y agrio cuando el enfrentamiento dialectico entre Johnny Rotten (John Lydon, vocalista de Sex Pistols) y Marky Ramone a la sazón baterista de los Ramones, fue subiendo enteros. Es cierto que se tenían ganas, la famosa cerveza llena de orín que los Ramones le habían dado a Rotten cuando este fue a verles en su primera gira en U.K, seguro que tuvo mucha culpa, pero también que tal vez no era el sitio (las caras de bochorno incomodo de Henry Rollins, Duff McKeagan o Donita Sparks son un poema) ni el momento adecuado. De las lindezas motherfuckers que se dedicaron, al que suscribe se le quedó grabada una que soltó el de Nueva York: “si no fuera por los putos Ramones, tu estarías vendiendo fish and chips por ahí”.

 

Saltémonos pormenorizar el papel en la historia de la música de los de Queens por que no acabaríamos nunca, y además ya existen para eso gruesos tratados casi académicos.  Baste decir aquí simplemente que si a estas alturas alguien pretende  ni tan siquiera intentar discutirlo, en una actitud tan necia como ridícula, se equivoca de plano. Cuando el 6 de agosto del 96 se echó el cerrojo a su trayectoria con el ultimo concierto de la banda tras 22 años de carrera, los titulares hablaron del día en que el Punk se acabó es cierto, pero a entender del que suscribe no fue solo eso. Era también el final de una época. La muerte golpeó a renglón seguido a la banda implacablemente. Joey primero Dee Dee a continuación y John y Tommy después, y ese cancionero que había/era sido tan capital para entender todo lo que vino a continuación, quedo en suspenso.

 

Y entonces arrancó Marky.

 

Hay una tendencia inexplicable por denostar la figura del ultimo Ramone vivo (Richie y CJ son casos aparte, en mi opinión) que nunca acierta a entender el que suscribe.  No fue miembro fundador es cierto (estaba entonces en los Voidoids del influyente Richard Hell), pero si el batería que mas tiempo estuvo, mas discos grabó y mas conciertos (en dos etapas del 78 al 82 cuando salió por sus líos con la botella, y del 87 hasta el final en el 96 con ese bolo que mencionaba antes) dio con el grupo. Hace unos años en una entrevista dijo que no se consideraba una leyenda del Rock, sino un tipo de Brooklyn con mucha suerte. Tal vez sea un poco de los dos. Y si llegado el momento tuviera que elegir a alguien para que continuara manteniendo el legado de ese cancionero vivo, sin duda alguna por pura justicia sería el.

 

Cuando entro al Potem para enchufarme al bolo me acuerdo de aquello que dijo Captain Sensible –“los Ramones lo empezaron todo”- y. mea culpa, me maldigo por serle infiel al Pistol que mas quiero, cuando no está Jones liado con Frank Carter, claro.

 

Acompañado de una banda excelsa, los argentinos Martin Blitz Sauan al bajo y Marcelo Gallo a la guitarra y la voz del alavés  Iñaki “Pela” Urbizu, desde que arrancaron con el “Do You Wanna Dance” de Bobby Freeman fue un sueño de diehard fan echo realidad. Y de acuerdo que podríamos hablar de los peros, la mano derecha del hombre estuvo un poco dura al principio del bolo, cosa normal por otra parte en una persona que ya calza mas de 70 años y ha tocado miles de conciertos, pero todo es una anécdota cuando tienes delante algunos pedazos de la historia de la música de la humanidad tocados a velocidad terminal, en los que el protagonista se mantiene tan imperturbable como cuando era joven.

La lista de temas que caen en apenas 80 minutos es sencillamente apabullante: “Commando”, “Beat on The Breat”, “We´re a Happy Family”, “I Don´t Care” “Sheena is a Punk Rocker”, “Rockway Beach” o las versiones del “Let´s dance” de Chris Montez y el celebérrimo “Surfin Bird” (que momento, amigos) de The Trashmen, Y eso solo en la primera parte. Pela es el vocalista ideal para unas canciones que no tienen secretos para el, la dupla “The KKK Took my Baby Away” y “Pet Sematary” es brutal, y es una gozada verles hacer cosas como “Needles & Pins” o un “I Wanna Be Sedated” demoledor seguido de “Suzy is a Headbanger” “Oh, Oh I Love Her So” o “Pinhead”. El guiño siempre a Motorhead, que grande ver “R.A.M.O.N.E.S.”, o a la Creedence en el bis, la parada en la revisión del “ It´s a Wonderful World” o ponernos a todos a gritar Hey Ho Let´s Go (¿dónde estaban muchos de los poseedores de la celebérrima camiseta que no llenaron la sala?) y hacernos tocar el cielo mientras cierran con “Blitzkrieg Bop”.

 

Para el recuerdo si. Ojalá el tiempo le permita  seguir girando.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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