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THE RAGTONES ROLL OUT GARAJE, HOTEL EMPERATRIZ III SALAMANCA.

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Aclaremos algo antes de empezar. Esta crónica es una estafa y el que suscribe es un timador de poca monta por que no pude ver casi nada del festival. El fin de semana en que se desarrollaba había en la ciudad, agárrense que es serio, mas de veinte conciertos. Lo que oyen. Y claro fuimos a casi todos. Pero no quería dejar pasar la ocasión para hablarles de lo mucho que a un servidor le gustó  lo que vio. Que una ciudad como Salamanca albergue, ya lo escribí en esta casa en su momento cuando había tres festivales del estilo conviviendo, un evento como el que nos ocupa, es sencillamente un privilegio.

Y conste que no es solo el tener la ocasión de poder ver a un montón de artistas de relumbrón, que también ojo, en distintas disciplinas (música, burlesque etc.) sino a todo lo demás que acarrea. Durante esos días la atmosfera de ensueño, tan cinematográfica y tan elegante, que propicia la gente, los bailes la ropa los peinados los coches el cuidado en cada detalle, simplemente te transporta, y solo cabe dejarse llevar. Con todo el papel agotadísimo, no creo que nadie dudara de que iba a ser así, y con un montón de actividades paralelas (desde una comida a una carrera de coches) la elección del recinto, ya se vio el año pasado, se antoja también muy adecuada.   

Hace unos años que ya alerté del, a mi modesto entender, principal problema que la escena Rockabilly acarrea hoy. Me refiero por supuesto a la falta de relevo generacional. Pues bien, me congratulé esta edición de ver  a mas gente joven que ojalá sea lo habitual siempre. El programa de los cuatro días del festival, con los dos centrales congregando el grueso, era tan extenso y lleno como atractivo, y no creo que nadie que lo viviera se sintiera defraudado por lo que se vio tanto arriba como abajo del escenario, y a eso me refería con lo de las actividades antes.

Me enchufo en vena la comparecencia de The Ragtones y me congratulo de haber podido verlos. Esa es otra cosa que tiene un festival de estas características. El poder disfrutar de artistas que a lo mejor viniendo fuera de el, sería mas difícil poder pillarlos en la ciudad. La banda tiene un compendio de estilos, Rock Rhythm and Blues Swing etc, que se convocan desde que salen. Con una pericia instrumental muy solvente, estuvieron matadores todos, los cuatro, dieron un pase acertado y preciso de lo que debe ser una comparecencia del estilo, en la que sobre todo me atrapa el material propio. El estupendo “Comin´Back Home” abría ese melón a la tercera, desatando el stroll.

El concierto pasó como una exhalación con Héctor Quintero a la guitarra rítmica y voz llevando el pulso de la actuación, es cierto, pero le fueron a la zaga la guitarra solista de Francis Beard (suyos fueron algunos de los momentos mas intensos de la noche) y la tremenda base rítmica de Jarke Creyente en el contrabajo y Jesús López en la batería. Entre todos tienen un currículo de proyectos que da dos vueltas a la manzana, y se nota.

Los ritmos trotones y contagiosos, que buena ver “Call Of Rock n Roll”, o los mas serios,  “I Suppose”, de los propios, fueron alternándose con un puñado de revisiones de altura (Johny Cash, Jackie Brenston, Eddie Cochran…) de material ajeno, que puso aquello a hervir con razón. La voz de Quintero estuvo en plena forma, “You Should Be Here” y “Run Around” dieron fe, todo el pase, y cuando se marcharon (pudimos ver además “She Got The Rhytman” y la excelsa “Pounding My Head” antes de que echaran el cerrojo) dejaron con ganas de mas en un bolo brillante.

No es quien suscribe muy amigo de cuadrar balances de ningún tipo, pero la continuidad del festival ya no debe ser un epígrafe en la discusión.

Simplemente ya es un clásico.

Grande.

Fotografías: Luis F. Lorenzo.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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