Crónicas

CRÓNICA | Way Out West 2024

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Way Out West es uno de los festivales más grandes de los países nórdicos, superando este año los 70,000 asistentes y celebrado en la ciudad sueca de Gotemburgo. Además de un cartel orientado a un público indie, se oferta como un evento multicultural, incluyendo screenings de docenas de películas, programación de conciertos nocturnos y una singular oferta gastronómica completamente vegetariana diseñada por chefs de renombre.

Ahora sí, el festival. Veamos:

JUEVES, DÍA 1

Tras su último álbum y tour en solitario, Adrianne Lenker retoma el proyecto de indie rock folk Big Thief con mucha energía y con alguna canción inédita como All Night All Day (¿nuevo álbum a la vista?). Me duele perderme los últimos minutos pero me enchufo a un provocativo, eléctrico y enérgico Yves Tumor. Su estética y puesta en escena hipnótica, su outfit (cow print shorts! he knows what’s up) y su actitud de rockstar transmitían la sensación de un artista que está a punto de llegar al siguiente nivel.

Yves Tumor. Foto: Nathalie Ulinder

No pude perderme una parte del frenético, ecléctico y muy intenso B2B de Jess Hands & Joanna Party (la fusión de estas dos artistas es explosiva). Tras un breve encuentro con James Blake (su Thrown Around y su famosa cover de Godspeed de Frank Ocean me pusieron la piel de gallina), me uno para la leyenda de Jack White, a la que no le faltó alguno de los temas más icónicos de The White Stripes. Tanto Blake como White se unían al cartel del festival muy pocas semanas (¿o incluso días?) antes de su comienzo, cubriendo la (muy) desafortunada cancelación de The Smile y Queens of the Stone Age.

Tras los conciertos de día (desde mediodía hasta medianoche), el festival organiza “Stay Out West”, una programación nocturna en diferentes localizaciones de la ciudad. En el primer día me uno a El Perro Del Mar en Annedalskyrkan, una abarrotada iglesia reconvertida a escenario completamente rendido a las baladas y experiencias visuales de una consagrada Sarah Assbring, que sigue siendo difícil de agrupar en un único género.

El Perro del Mar en Annedalskyrkan. Foto: Joel Eliasson

VIERNES, DÍA 2

El viernes, bajo la lluvia de la costa oeste sueca, descubrí a DJ Beverage. Su estilo, una mezcla única de influencias que van desde el soul de Marvin Gaye hasta el hip hop experimental de Cities Aviv, pasando por películas de culto como La Haine, me dejó atónito – el setlist y su elección de samples denotaron brillantez (háganse un favor y escuchen su último álbum My Way Home). Seguí en el mismo escenario para la explosión de color de la música electro-house de Barry Can’t Swim, llegando al peak de serotonina con su divertido último single Kimbara (sampleando el himno latino Quimbara de Celia Cruz).

Empezaban a salir los primeros rayos de sol de la tarde, dejando atrás las lluvias torrenciales según Alvvays tocaba su primer acorde. Este grupo es, en mi humildísima opinión, la máxima expresión del dream-pop actual. Su capacidad para crear atmósferas etéreas de retrospección, bien sea por sus sonidos vocales y llenos de efectos o por sus letras, se demuestra en temas como Dreams Tonite o After the Earthquake (bien podría haber sido “After the Storm”) o su archieconocido -;)- Archie, Marry Me. Llevo varios meses escuchando maravillado a la banda francesa L’Impératrice. Su mezcla disco-funk-house y su puesta en escena es merecedora de las mayores ovaciones (y, juzgando por su éxito en el festival, de un escenario principal) -con un set, vestuario y sonido extremadamente cuidado y con tintes galácticos (¡sí!), fue una alegría ver cómo consiguieron atraer el mejor público que vi en los tres días.

L’Impératrice. Foto: Pao Duell

Es realmente difícil describir el set de Fred Again… – el indiscutible (¿?) headliner del festival (con permiso de Pulp). Su proyecto es de lo más original e innovador dentro del género electrónico, elevado a través de experiencias sónicamente únicas (su finger drumming en directo es de una absoluta admiración). Desde su salto a la fama unos años atrás (para mi fue su famosísimo Boiler Room set de 2022) – no creo que sean únicamente sus reseñables colaboraciones, su forma de contar historias y emociones a través de sus temas o su excelente dominio de las plataformas, yo diría que es su formato de cercanía y humildad. Realmente, la sensación que Fred emana en primera persona es la de más sincera felicidad, la de alguien que disfruta tanto o más que su público experimentando sonidos y nuevas fórmulas creativas.

Fred Again. Foto: Pao Duell

Tras el festival (me dolió horrores perdeme a Slowdive) nos acercamos a Folkteatern (en el marco de “Stay Out West”) y pudimos asomarnos a ver el final del íntimo set de uno de los artistas que les recomiendo recuerden su nombre, Nourished By Time. Su álbum Erotic Probiotic 2 es imperdible para aquellos amantes del R&B, new wave y freestyle. Al menos pude llegar a escuchar The Fields (aunque mi amiga Kate se quedó sin poder escuchar Had Ya Called).

SÁBADO, DÍA 3

Con I Feel Love de Donna Summer y Pump Up The Jam de Technotronic es suficiente para ganarme, y DJ Seinfeld lo hizo con un setlist extenso y exquisitamente planeado, incluyendo su icónico Now U Do con Confidence Man. Seinfeld fue un perfecto calentamiento para la reina de la electrónica, Peggy Gou. Pocas semanas después de lanzar su anticipadísimo y aclamado álbum debut I Hear You, la artista demostró su merecido triunfo (no es sorpresa que este en boca de todos) con un dominio absoluto del escenario, saliendo impecable (dicen que sabe tanto de moda como de música), mucha actitud, y con una cuidadísima y divertida estética visual reminiscente de su influencia koreana. Gou presentó inéditamente su último single Find The Way y nos deleitó con un set que para mi sorpresa incluía el último tema de Disclosure She’s Gone, Dance On (banger).

Peggy Gou. Foto: Hanna Brunlof

Me uno a la primera fila para Fever Ray, el concierto más conceptual y visceral de todo el Way Out West, y no es para menos porque la sensación general no fue en absoluto la de haber asistido a un set de festival (normalmente más reducido a nivel artístico) – fue todo lo contrario, una escenificación completa que no dejó ningún elemento descuidado. Pelos de punta y chills en temas como Kandy, Even It Out o If I Had a Heart.

Fever Ray. Foto: Way Out West

The National cerró el festival y culminó su gira con energía, sentimiento y un directo muy digno de mención. Un Matt Berninger extasiado e impredecible (y sino que se lo digan al técnico que corría detrás suyo con el cable del micrófono) lo dio todo, perdiéndose entre el público en repetidas ocasiones y demostrando en cada aliento una potentísima e hipnotizadora voz endulzada al máximo en temas como I Need My Girl, Light Years o Mr. November (ahora Madam November, dedicado a la candidata presidencial estadounidense Kamala Harris).

Jorge Vicente
Especializado en comunicación y diseño, Jorge escribe sobre tecnología, cultura y música.

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