Los festivales de música son como un viaje emocional, un viaje donde las melodías te llevan a través de paisajes sonoros inexplorados. Sin embargo, el Polar Sound 2024 no solo fue un viaje, sino una aventura polar que desafió las bajas temperaturas con el calor de la música. Desde las pistas de esquí de Baqueira, este festival nos ofreció un cartel impresionante que merece ser desmenuzado y celebrado.
El primer día del Polar Sound fue una explosión musical que empezó con José de Rico, quien, con sus ritmos electrónicos, logró calentar el ambiente incluso en medio de la gélida noche. Veintiuno, con su álbum «Corazonada», nos demostró que tienen el corazón en su música y las ganas de comerse el mundo, dejando al público con ganas de más. Pero, ¿qué decir de Arde Bogotá? Este grupo, con su energía desbordante y temas como «La Salvación» o «Los Perros», incendió literalmente el escenario y convirtió el Polar en un hervidero de emociones. Su vocalista, Antonio, con su voz rasgada, logró conmover hasta el último rincón del frío Valle de Arán.
Y luego llegó el plato fuerte de la noche, Álvaro de Luna. Con una puesta en escena tan luminosa como sus cubos gigantes, este artista nos sumergió en un océano de luz y sonido. Y hablando de luz, ¿qué tal la presentación de Taburete? Con una voz que podría considerarse operística y un directo impecable, Willy y su banda nos hicieron sentir como en un sueño del que no queríamos despertar. ¿Pero qué importa la congelación cuando estás enamorado de la música?
El segundo día del festival no se quedó atrás, y Despistaos nos dio un comienzo electrizante con su sonido influenciado por el rock urbano español. La Oreja de Van Gogh, con su sencillez y conexión con el público, nos recordó por qué son clásicos de la escena musical. Pero el verdadero descubrimiento fue MALMO 040, un joven grupo catalán que está destinado a alcanzar la cima con su primer disco «Los Cobardes Viven Siempre». Tengan cuidado, porque este grupo va a dar mucho que hablar.
Y para cerrar con broche de oro, la diosa del festival, Ana Mena, nos deslumbró con un montaje escénico que rayaba en lo divino. Con un equipo de baile excepcional y cuidando cada detalle al milímetro, Ana hizo que todo Baqueira vibrara al ritmo de su música pop. En resumen, un día lleno de magia y encanto.
Pero lo más destacable del Polar Sound 2024 no fue solo la música, sino la comunidad que se formó alrededor de ella. Con más de 16,000 abonos vendidos, el Polar se convirtió en un punto de encuentro para amantes de la música de todas partes. Y mientras nos despedimos de este evento, solo podemos agradecer al departamento de prensa de FEVER y a la organización del Polar Sound por permitirnos vivir esta experiencia única.
El Polar Sound 2024 fue mucho más que un festival de música: fue una odisea musical que desafió al frío y nos recordó el poder transformador de la música en nuestras vidas. Estaremos esperando con ansias la próxima edición, con la esperanza de que las condiciones lo permitan. Porque mientras haya música, habrá calor, incluso en medio del hielo más helado.
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