Llegaba un servidor a una desangelada sala B tras ver media hora, ojalá remontara luego, del bolo mas flojo de los cada vez mas cotizados Sexy Zebras en Salamanca que recuerda, y tras pasar un rato en el aterrizaje de Iván Cano en la ciudad, con una entrada abultada ojo, en una noche prácticamente inabarcable de conciertos, que obligó a la gente a tener que elegir. Y no les cuento esto tanto para justificar la torta tremebunda de la taquilla con un triple cartel de lujo (la inclusión de Lemus y Pablo Quartier para abrir fue una de las decisiones mas acertadas y valientes que un servidor recuerda en los últimos meses, y ojalá cundiera el ejemplo) como para aseverar que la escena, el publico me refiero en este caso, es el que es. Punto. La realidad, es un hecho que la gente mas joven prefiere la Urbana pura y dura, golpea con fuerza y de ahí la importancia supina de apoyar noches como esta.
Además no había podido acercarme aun a This Is The Way en directo por pura acumulación de cosas, y la ocasión de verles jugarse los cuartos con los siempre en forma Blaze The Trail era imperdible.
Hay en opinión del que suscribe un nexo de unión claro en los proyectos que Robert Arroyo ha tenido, y es como ha marcado el devenir de estos con su voz agónica y brutal. Poseedor de un puesto tan digno como cualquiera de los que podamos citar de la tabla del Death Growl patrio (luego lo vimos cuando Diego González salió), es un must verle cantar mientras conduce, y marca al dedillo ya de paso, la idiosincrasia de la banda. Secundado por el segundo mark de la historia del grupo, la entrada espectacular de Víctor Molina al bajo ha sido un acierto absoluto, traían bajo el brazo un disco (“En Llamas” auto 2023) publicado D.I.Y. que cuando menos merece cierta atención.
La decisión de trasladar íntegros, y en orden atención a esto, al directo los treinta y dos minutos del álbum desde que arrancaron con “Lucha Hasta El Final” fue acertada, y dejó para el recuerdo uno de los bolos mas demoledores de las ultimas semanas.
Y es que el trabajo de guitarras de Miguel Ayuso y Roberth Nevarez (que papel magnifico hizo con la limpieza de su voz ejerciendo de secundaria) fue impecable, se vio en “Ruinas” y en “Volar”, y al añadirle la base de Molina y de David Verdejo propulsó aquello a un nivel altisimo, el momento de la noche llegó con un “Perfecta Imperfección” con Nevarez sustituyendo a los dos Free City del disco, que obligó a enredarse al publico en sudorosos y merecidos arranques en el pit. Los destellos, la salida de Javi Bernardos a la sazón bajista de los cabezas de cartel para apoyar los coros de “Tu Disfraz” el riff brutal de “Huracán” la bajada al publico en la homónima la remembranza de la enfermedad del padre de Arroyo, fueron una parte mínima mas de un concierto de los que en teoría deberíamos ver a docenas.
Solo un puñado de músicos honestos y sinceros desangrando el alma de las canciones, cuando aún las mierdas del negocio no les han alcanzado.
Vaya puta bandaza grita a pulmón un tipo con calorífica desmesura en medio del fregado.
Tal vez fuera su primo o algo así pero aunque me sobre el superlativo, no iba desencaminado el hombre.
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