No encuentra el que suscribe explicación, mas allá de la inmensa cantidad de conciertos que tenemos últimamente que obligan a elegir, para la entrada a medio gas que vivió la presentación de “El Tobogán” en la ciudad. El disco (Luis M. Maínez lo calificó muy acertadamente en su critica para Mondo Sonoro como “un ejercicio de estilo y de gozo”) es uno de los lanzamientos mas notables del año en el estilo, ojo no hablo del mejor ni del mas importante, y está lleno de canciones brillantes que elevan las sonoridades a las que el dúo juntos o por separado, nos tenia acostumbrados.
Y después de ver su traslación al directo duele aún mas, por que no creo que nadie de la asistencia se sintiera defraudado con lo que se vio, y se vivió, allí. Aun admitiendo la endémica rapidez de la música en los tiempos actuales, acentuada especialmente en los estilos que basculan en la Urbana, en los que carreras enteras parecen durar arriba unos minutos, no creo que se pueda hablar de eso en el caso que nos ocupa. Los dos protagonistas a mi entender, son a día de hoy dueños de un sitio innegable en la tabla de la escena Rap patria.
Más allá de eso, insisto, fue un pase estratosférico.
Llamaba la atención ver al fin el nombre de un DJ en el cartel de gira de los artistas que acompañaba. El detalle no pasaba desapercibido precisamente cuando mirabas la extensa gira del dúo, y cuando Pimp se subió arriba para trastear con la intro antes de que arrancaran con el primero de los temas del disco (lo hicieron entero), me acordé del currículo inmenso de premios y menciones del asturiano. Afortunadamente le dan espacio de sobra, y maravilla verle manejar los platos y dar una clase magistral de scratch y turntablism a lo largo del concierto.
Desde que abren con “Derrapando” uno de los setlist mas generosos que recuerda el que suscribe en los últimos meses, hicieron mas de treinta temas aunque parezca increíble, los dos se repartieron el protagonismo de un show pensado y medido al milímetro. La escenografía además, con dos muñecos gigantes de ambos a los lados del escenario, las espectaculares y mimadas proyecciones de video, el momento del dibejo en “Cambiar el Mundo” con el caballete allí y el hombre dibujando mientras canta, los paraguas, o las dos enormes antorchas en forma de tronchos que lucieron al final, está muy bien cuidada.
Fueron muy celebrados los temas del álbum, hicieron seguidos “Dry” un inmenso “Truman”y el que ganó por goleada en esta primera parte “Tráelo”, pero también los respectivos desde que Cráneo abrió la puerta con “Polen” (muy presente Lasser como no podía ser menos), y Bejo siguió con “La Dieta”. No hay pendencias en el junte, y eso les honra. Simplemente se dan el suficiente espacio, y se reparten el botín del disfrute del publico apoyados por sus trayectorias, “Pócimas” “Mentecato” “Suerte” “Pijama”, alternándolas y sumando sus cosas juntos.
Estuvo mundial “Pompa” en el que se acordaron de los dos de Sevilla claro, pero también ver a Craneo coger la guitarra y hacer “Panteras” en un momento etéreo y sorprendente, o mirar el acompañamiento de “La Florinata” en la pantalla mientras sonaba la canción. Hubo tiempo para las ultimas, “”King Size” , y para las primeras, “Fly Chill”, para montar un buen jaleo en un brutal “Rapapolvo” y para dejar a Pimp hacer magia tras “Equipos”.
En la parte final desde que “Atmosfera” nos sumergió en su flow, hubo momentos de brillo de sobra. “Full Equip” y el tuning, “Insert Coin”, “Mucho” y el sudoroso arreón final con “Shin Chan”, la que titula el álbum y la inmensa “Give Me The Kush” transformando la sala en una fiesta total.
No cabía esperar otra cosa. Grandes.
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